El Gobierno del presidente Nayib Bukele, fiel a su estilo, ha salido a enfrentar los efectos económicos negativos que acarrea en todo el mundo la crisis internacional. Primero, los efectos devastadores de las cuarentenas debido al surgimiento de la COVID-19 paralizaron por meses las economías de todos los países.
Para afrontar la situación, el Gobierno les entregó recursos a las empresas para sobrellevar el paro de labores obligatorio, pero, sobre todo, asistió a los ciudadanos al entregarles dinero para compensar la suspensión de ingresos; y luego les llevó alimentos hasta la puerta de sus casas. Medidas similares se tomaron en otros países; sin embargo, solo para las mentes retrógradas que aún dominan los partidos de oposición significaron «un gasto y un despilfarro», cuando se trataba de recursos bien invertidos para salvaguardar la vida y la salud de las personas.
Bajo el ideal de servir a la ciudadanía, el Gobierno dispuso suficientes camas en los hospitales para atender a los pacientes de la pandemia. En el camino se encontró la ruina con la que los gobiernos de ARENA-FMLN entregaron la red pública de salud, además del despiadado bloqueo desde la Asamblea Legislativa que intentó condenar a muerte a millares de salvadoreños con tal de golpear la popularidad del presidente Bukele. No obstante, las dificultades se superaron y no solo se recuperó la infraestructura dañada, sino que se construyó nueva: el Hospital El Salvador, un referente internacional para atender a pacientes con COVID-19.
En los dos años de pandemia, la cadena de suministros se rompió y provocó la escasez de varios productos en todo el globo. Segundo, recientemente, surgió una nueva crisis provocada por las tensiones geopolíticas en Europa.
El conflicto en Ucrania se ha agravado con las sanciones comerciales y energéticas impuestas por Estados Unidos y sus aliados a Rusia, que incluyen el bloqueo de las exportaciones de petróleo y de gas natural de uno de los mayores productores a escala mundial.
En lugar de quedarse de brazos cruzados, el Gobierno ha salido a hacer su parte para aliviar el golpe económico contra las familias salvadoreñas. Ahora se ha suspendido, de forma temporal, la mayor parte del IVA del combustible, y dos impuestos más fueron suprimidos. Esto genera la reducción de $0.60 en cada galón vendido. También los impuestos de importación de alimentos y de semillas e insumos experimentan reducción, además de la garantía de que no se incrementarán los cobros de energía eléctrica y agua. Para completar, también se suspende el impuesto a la importación de computadoras para estudiantes.