El pueblo católico de San Miguel vivió con fervor este jueves por la tarde la tradicional bajada de la Virgen Reina de la Paz, con un recorrido desde la ermita del caserío La Cruz, en el cantón El Amate, ubicado en las faldas del volcán Chaparrastique, hasta llegar a la catedral.
El 21 de septiembre es una fecha especial para los católicos, que este año conmemoran el 236.º aniversario del milagro ocurrido en 1787, cuando el volcán Chaparrastique hizo una de sus grandes erupciones y los católicos pidieron la intercesión de la Virgen.
«La procesión es la forma de manifestar nuestra fe, también nuestra gratitud a la Reina de la Paz por todos los favores que ella sigue alcanzando a nuestro Padre Dios para el pueblo migueleño», dijo Leodán Hernández, párroco de la parroquia San Nicolás, a la cual pertenece la comunidad de El Amate.
En agradecimiento por ese milagro, el pueblo prometió guardar veneración perpetua a la Virgen María en la advocación de la Reina de la Paz, por lo que durante la celebración es normal ver niñas vestidas como la Reina de la Paz o con trajes típicos, así como niños vestidos de ángeles, santos o con otros motivos religiosos.
«Hace 16 años prometí que si me permitía ser madre se las iba a traer año con año; mis hijas son un milagro», dijo Sandra Fernández.