En las últimas semanas ha sido notorio el creciente descontrol en los partidos políticos de oposición y sus «periodistas» ante los aplastantes números que obtiene el presidente Nayib Bukele en todas las encuestas, por más piedras que han lanzado y dinero que han despilfarrado financiando cuanto «reportaje e investigaciones nacionales e internacionales» se les ha ocurrido.
El total respaldo del pueblo a las acciones de su presidente los tiene atolondrados como «ebrios en la esquina viendo pasar postes». Y para colmo de sus males, les caen como bombazos el repunte de los bonos y el acuerdo firmado con el gigante tecnológico Google, dos jugadas maestras del único animal político que tiene el país.
No tardaron los nacidos en el negativismo en aparecer con sus letras y discursos, develando el desconcierto que les es imposible ocultar cuando no logran sus objetivos en contra del Gobierno, que es lo mismo que en contra de los salvadoreños. Es risible que, ante la falta de credibilidad de los macilentos institutos políticos tradicionales y novatos, ocupan el balbuceo de una legisladora para criticar la alianza con Google, con la esperanza de que su casi nula credibilidad dañe la percepción del pueblo. ¡Vamos, tía! Hay que entender las encuestas.
La población también conoce a la perfección que los medios tradicionales escritos, que un día fueron grandes, ofrecen el menú editorial que dicta quien les paga sus letras sin importar pisotear la reputación y la imagen de una persona o institución. Estos se han sumado a los sitios web pedigüeños que compran premios y a algunos espacios televisivos y radiales que han sabido ser tiburones en el mar de ansiedades de los que quieren recuperar el poder y que tienen la billetera para despilfarrar el dinero.
El alocamiento de las últimas dos semanas lo dice todo. La firma con Google los llevó al borde del colapso y las noticias sobre la extensión del repunte de los bonos internacionales, que por cierto han tenido un rendimiento de más del 90 % este año, los condujo a un estado de intensa excitación nerviosa, o lo que es lo mismo en psicología: histeria.
Por lo publicado hasta ahora, se nota que a más de algún propietario de medio y a su director de redacción se les ha reventado la bilis, y ya no reparan en presentar su línea editorial putrefacta, incluso plasmada en sus lastimeros editoriales.
Se les olvida o no entienden que se viola el derecho de los ciudadanos cuando se les informa mal y tendenciosamente, pues todos tenemos derecho a ser correctamente informados. Se violan nuestros derechos cuando se hace apología del crimen, cuando se promueven valores y conductas ajenos a nuestra moral; cuando se venden editoriales, noticias o comentarios o reciben las «mentas».
Seguramente, toda la oposición aún intentaba levantarse de la lona del cuadrilátero cuando otro golpe la tumbó, y es el retorno de los Cuerpos de Paz, que se retiraron en 2016 por la insostenible ola de criminalidad que azotaba a nuestro país, que lo posicionó como el más violento del mundo, gracias a las políticas de ARENA y del FMLN.
Como gacelas asustadas por el fuego, aparecieron velozmente sus plumíferos escribiendo en el muro de sus lamentos en contra de la acción de los voluntarios estadounidenses, porque les molesta la señal de buenas relaciones entre esa nación norteamericana y nuestra nación y porque estorba a sus agendas pordioseras. Como siempre digo, sal en la «babosa».
Pero hagan lo que hagan, digan lo que digan no podrán detener el avance de El Salvador que lidera Nayib, quien no solo recoge los pedazos de país que encontró, sino que también lo rearma y lo lleva a otros niveles de sociedad. Para lo cual, hay que invertir en lo urgente: salud, educación, obras públicas, atracción de inversiones, creación de empleos, entre otros. Y es lo que ha venido haciendo desde junio de 2019.
Mientras, los viejos actores, con carátula de remozados, vuelven una y otra vez a la escena para revivir un pasado al que no queremos regresar. ¿Por qué se oponen a que nuestros estudiantes, docentes y médicos den un salto cualitativo con el uso de la tecnología? ¿Acaso los avances en la digitalización no estaban dejando a El Salvador a la zaga? ¿Cómo pretendemos elevar el nivel de nuestros profesionales, de nuestra mano de obra sin inversión?
Sin duda, el pueblo entiende que el presidente de los salvadoreños, que logró lo que nadie creía que se lograría que es derrotar a los grupos criminales, también se encarga de todo lo demás. El camino aún es complicado en un mundo convaleciente, pero vamos en la ruta correcta. Adelante, Nayib, por el pueblo y para el pueblo. Y señores, la histeria política se cura aceptando la nueva realidad de El Salvador, aportando y no destruyendo, como lo hacen en el cuadrilátero de sus letras asesinas.