La historia les dio la oportunidad de hacer un cambio, pero fallaron miserablemente.
La ambición y el dinero malhabido los hizo hermanos. La corrupción los cobijó por igual. Los mismos de siempre son hijos de una misma madre: la miseria. Y de esa afirmación no me queda ninguna duda.
La desesperación es una mala consejera. He visto con asombro que los partidos de siempre, aún consientes de la crisis de credibilidad que enfrentan, prefieren utilizar sus recursos de campaña para decirle al pueblo que no vote por Nuevas Ideas. Ya ni siquiera les importa que voten por ellos. Parece que solo quieren generar caos y mantener al pueblo en la oscuridad.
Pero este 28 de febrero, con la luz del cambio, disiparemos todas las sombras del pasado. Los planes y las estrategias que hemos diseñado para el crecimiento integral de San Salvador y todos sus habitantes serán las llaves que abrirán las puertas de un mejor futuro para todos.
Entre los puntos estratégicos más importantes de nuestros planes está el de dar vida a cada uno de los espacios públicos de la capital. Ofreceremos en ellos educación musical gratuita, por ejemplo. Retomaremos los festivales de cine, arte y danza. Abriremos nuevamente el espacio de la editorial municipal, por mencionar algunos.
Con la llegada a la Asamblea de los diputados de Nuevas Ideas y con el apoyo del Gobierno Central, abriremos seis nuevas bibliotecas públicas, una por distrito. Y construiremos muchos más Centros Urbanos de Bienestar y Oportunidades (CUBO) para promover la educación y abrir nuevas oportunidades de superación para la niñez y la adolescencia de la capital.
Inmediatamente lleguemos a la alcaldía, pondremos en marcha nuevamente la iniciativa Una Obra por Día, con la que buscaremos rescatar a nuestra capital de tres años de abandono e indiferencia. Volveremos a poner a la ciudadanía en el centro de todos nuestros esfuerzos.
Es necesario continuar ampliando las zonas de renovación de nuestro Centro Histórico. Este proyecto que tanta alegría trajo a las personas merece seguir creciendo. El rostro de San Salvador lucirá hermoso para orgullo de todos nosotros.
De igual forma, debemos renovar de manera profunda el quehacer de nuestros mercados. Vamos a apoyar el valioso trabajo del comercio informal, beneficiándolos con espacios adecuados, modernos y funcionales. Queremos que los capitalinos ya no piensen dos veces en ir a nuestros mercados. Los convertiremos en una primera opción de compra para las familias de nuestra ciudad.
Estamos convencidos también de que una ciudad que no vela por sus ciudadanos más vulnerables es una ciudad que no trascenderá en el tiempo. San Salvador debe ser una ciudad que tienda la mano, que ayude a todos por igual. Con este pensamiento muy claro, trabajaremos por abrir lo antes posible nuestro albergue municipal, mediante el cual rescataremos de los peligros de la calle a más de 1,000 adultos mayores que, hoy por hoy, sobreviven en un total desamparo.
Combinando la puesta en marcha del albergue municipal con la creación de la universidad para adultos mayores, ofreceremos a nuestros ciudadanos de la tercera edad la oportunidad de seguir siendo útiles para ellos, sus familias y el país. En el San Salvador que construiremos nadie será excluido y trabajaremos duro para que todos tengan oportunidades de salir adelante con dignidad.
El 28 de febrero pondremos la primera piedra de El Salvador que todos queremos y con el que hemos soñado durante tanto tiempo. Abrazando el mañana arrojaremos luz sobre más de tres décadas de oscuridad.
A los mismos de siempre el mañana ya los ha dejado atrás.