Nadie puede negar que nuestro nuevo modelo de país está haciendo eco de manera positiva en varias partes del mundo; sin embargo, recordé ese sabor amargo hace muy poco, el que se viene cuando de manera internacional te despedazan por algo que es verdad. Y no me refiero a lo que dice Human Right Watch o a los chismes de Amnistía Internacional, sino a hechos reales que en este caso no tienen nada que ver con política.
El 14 de junio recién pasado, con motivo de la Concacaf Nations League 2022-23, la Selecta enfrentó a la selección de EE. UU., lastimosamente el resultado es lo de menos, y es que cuando en un partido de fútbol no se habla de lo deportivo es porque sin duda algo grave ha pasado.
Durante el encuentro arreció una fuerte tormenta, por lo que el lodo se adueñó de varias partes de la cancha; ese hecho le dio vuelta al mundo, los jugadores estadounidenses postearon en sus redes sociales los efectos de jugar en esas circunstancias. La comunidad deportiva internacional calificó como «vergüenza» que el estadio estuviera en dichas condiciones, y duele, porque el estadio Cuscatlán representa mucho para muchas personas. He tenido la oportunidad de estar en partidos épicos, aquel 2-1 en contra de México en abril de 1993, época en que los partidos comenzaban a las 3 de la tarde pero a las 6 de la mañana ya estabas haciendo fila afuera del estadio con torres de sándwich que nuestra madre, con todo amor, nos hacía antes de las 5 de la mañana, o cuando íbamos con mi padre, mi abuelo y mi hermano a las cuadrangulares finales a ver jugar a la orquesta alba, cuando remontamos contra Panamá en una tormenta peor que la del día contra EE. UU., y puedo seguir enumerando grandes momentos vividos en dicho estadio.
Las canchas de primer nivel cuentan con las herramientas necesarias para contrarrestar las inclemencias del tiempo, no es posible que el estadio no tenga un drenaje adecuado, hoy en día eso es algo básico en un estadio internacional, no es un lujo, es algo en lo que obligatoriamente se debe invertir.
El club más grande del mundo, el Real Madrid, está desarrollando obras en su estadio, el Santiago Bernabéu, y le ha encomendado a la prestigiosa empresa Garden and Golf el sistema de riego y de drenaje de la cancha de fútbol, el sistema se llama TORO-Riversa. «Cuenta con 48 aspersores en toda la cancha con sensores inalámbricos y medidores de temperatura que miden el perfil del suelo en dos profundidades, aportando los datos del contenido de humedad por volumen, además de la conductividad del suelo». Además, contiene un sistema «de generación de ozono personalizado, un equipo de fertiirrigación que es una técnica que permite la acción simultánea de agua y fertilizante a través del riego y un equipo de tratamiento antical».
Ya se iniciaron las obras para el nuevo Estadio Nacional de El Salvador en plena ciudad capital, con capacidad para 50,000 personas, este sin duda es un proyecto que ilusiona, tendrá una infraestructura de primer nivel, y estoy seguro de que pondrá a nuestro país en la palestra internacional de una forma positiva.