Conservar la belleza arquitectónica de los históricos teatros nacionales del país y, a la vez, garantizar la calidad de los espectáculos que se presentan en ellos son prioridad para la Presidencia de Nayib Bukele y sus instituciones de cultura, en específico del ministerio de Cultura.
El Teatro Nacional de San Salvador, el más imponente de todos, es una verdadera joya patrimonial para el Centro Histórico capitalino por lo que cada año es intervenido para su mantenimiento.
No menos importantes son el Teatro Nacional Francisco Gavidia de San Miguel y el Teatro Presidente, que ya fueron intervenidos como parte de la estrategia para su preservación.
Dentro de los planes del Gobierno solo queda pendiente el Teatro Nacional de Santa Ana, en el corazón de la Ciudad Morena.
Entre 2020 y 2022 se realizó una inversión de $477,556.84 en los teatros nacionales, a cargo de la Dirección Nacional de Artes y el apoyo de la Dirección Nacional de Patrimonio Cultural (ambas del ministerio de Cultura) en consonancia al Plan Cuscatlán donde se establece la revitalización de los teatros.
Los trabajos realizados permitieron devolver toda la belleza que caracteriza a cada uno de los inmuebles.
«Actualmente, todos los teatros están remozados, están pintados […] En el Teatro Presidente y en el Teatro de San Miguel también hemos dado avances significativos. El teatro de San Miguel, por ejemplo, estaba en total abandono. Se ha pintado, se le ha puesto mejor equipamiento en luces, en sonido», confirmó el director nacional de Artes, Salvador Vásquez.
En San Miguel, la Dirección de Patrimonio rescató fachadas y espacios y los pintó. El Teatro Presidente también está pintado. En el caso del teatro capitalino, este año recuperó sus colores originales.
«Se trabajado la parte externa para darle al público una mayor experiencia en cuanto a ver los espacios limpios, cuidados. También se ha mejorado la experiencia al momento de poder ingresar, por ejemplo, antes solamente al llegar a la taquilla del teatro podía adquirir un boleto, ahora no. Ahora, usted, en línea puede comprar sus boletos, eso permite garantizar un espacio y con tiempo», añadió Vásquez.
COLORES ORIGINALES Y LUCES LED
El Teatro Nacional de San Salvador ya tiene dos fases del proyecto de mejoramiento y equipamiento, esto último implica cambio de luces y sonido. Se pasó de luces análogas a LED. La nueva iluminación, de acuerdo con el director nacional de Artes, «permite una mejor experiencia y también un ahorro en la utilización de energía para el desarrollo de los espectáculos […] Nos permite el poder ofrecerle, tanto de artistas nacionales como internacionales, espectáculos de mayor calidad», dijo.
La génesis del teatro capitalino inicia en 1841, cuando Rafael Meléndez, quien vivía en la misma cuadra del actual teatro, prestó y acondicionó el jardín de su casa para que los capitalinos pudieran gozar de representaciones artísticas. Un año más tarde, en 1842, otro capitalino, Mariano Cáceres, levantó sobre las paredes de su casa una construcción muy extravagante, un edificio en forma de cono cubierto por paja, que tenía las condiciones acústicas necesarias para hacer diferentes representaciones, naciendo allí el primer teatro. En 1846, celebrando con «cachinflines» y cohetes de vara las fiestas en honor al Divino Salvador del Mundo, alguna de estas pirotecnias convirtió al teatro en cenizas.
El primer Teatro Nacional fue inaugurado, de manera parcial, el 8 de diciembre de 1867, y fue finalizado en 1879, durante el mandato de Rafael Zaldívar. Sin embargo, un incendio lo destruye el 18 de febrero de 1910. La primera piedra del segundo y actual teatro capitalino ocurre el 3 de noviembre de 1911, con Manuel Enrique Araujo, como presidente. Fue inaugurado el 1 de marzo de 1917, por el presidente Carlos Meléndez.
VAN 112 AÑOS DE HISTORIA EN SAN MIGUEL
El imponente edificio es una versión a menor escala de la Ópera de París (en el lV distrito de la capital francesa). El diseño y ejecución del teatro más antiguo de El Salvador, estuvo a cargo del ingeniero Marcos Letona y fue construido entre 1903 y 1909 como resultado de un proyecto que buscaba dar realce a las actividades culturales de la comunidad. La obra estuvo a cargo de la Junta de Fomento de San Miguel, un grupo que se creó en un acuerdo ejecutivo para gestionar las obras de utilidad, ornato público y embellecimiento de la ciudad.
El edificio de plantas rectangulares, de 24×42 metros aproximadamente, tiene cuatro fachadas de corte clásico, con cuatro terrazas que dan vista a los jardines que rodean el inmueble. Fue inaugurado la medianoche del 31 de diciembre de 1909 con la obra «La viuda alegre» de Franz Lehar, a cargo la Compañía de Teatro de Lupita Unda.
El lugar fue declarado Monumento Nacional en 1991 y posee el sello de Bien Cultural Protegido por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
El lugar tiene detalles clásicos tan vistosos que, actualmente, los migueleños solicitan sus diferentes espacios para actividades culturales y sociales. Muestra de eso es el jardín que está frente a la fachada principal, que a menudo es solicitado para eventos sociales.
UNA JOYA QUE VENCE AL TIEMPO
Desde su fachada y en cada pared los colores se conservan intactos. Con un estudio cromático, cada uno se ha conservado desde su génesis. Su origen comienza en 1889, cuando se conformaron las Juntas de Fomento. Estas personas se encargaban de promover el ordenamiento, el arte y la cultura en la Ciudad Morena. Las Juntas llevaron la propuesta al entonces presidente Tomás Regalado para construir un teatro, a quien la idea le pareció formidable y la apoyó inmediatamente con 50,000 pesos de aquel entonces. Ese fue el primer aporte. Luego, acordó que se grabara con un impuesto de 12.5 % a cada saco de café, para así obtener más fondos.
Los planos se fueron a concurso y el ganador fue el ingeniero Domingo Call. La construcción quedó en manos de la Constructora de Occidente, encabezada por Francisco Durini y Cristóbal Molinari. El género teatral que definió al teatro se llama Proscenio y corresponde a un elemento distintivo: el arco que delimita el escenario y la audiencia. Este arco está adornado con estucados resaltados en color blanco, con un fondo verde y otros detalles en un amarillo suave. Atrás del arco se abre y se cierra el telón. Además, cuenta con una pila acústica que en antes se usaba con agua para definir el sonido de la Gran Sala. Ahora ya no se usa con agua, pero siempre incide en la acústica. Su inauguración fue el 27 de febrero de 1910.