Un grupo de 50 migrantes se enfrentó con la Guardia Nacional estadounidense en la frontera entre Matamoros, Tamaulipas, México; y Brownsville, Texas, luego de permanecer detenido durante 12 horas en la orilla del río Bravo.
Las familias intentaron cruzar a suelo estadounidense desde el lunes, pero la Guardia Nacional y la cerca de púas instalada con el levantamiento del Título 42, en mayo, impidió que avanzaran. En un nuevo intento, el martes, el grupo ingresó por la fuerza a través de la valla de púas y se forcejeó con los guardias, quienes a pesar de que intentaron bloquear el paso, no lograron frenar su objetivo.
Los migrantes eran originarios de Centroamérica y el Caribe, constataron medios mexicanos. Había bebés, niños y adultos.
Este mismo día, el fiscal general de Texas, Ken Paxton, demandó a la administración de Joe Biden con el argumento de que la Patrulla Fronteriza cortó ilegalmente el alambre colocado en el estado y solicitó a un tribunal federal que detenga a lo que ellos definen como «práctica ilegal continua».
El Departamento Militar de Texas ha gastado cerca de $11 millones para instalar 70,000 rollos de alambre en diferentes partes de la frontera entre Texas y México, especialmente en Eagle Pass, constató «The Texas Tribune».
La demanda señala que los agentes de la Patrulla Fronteriza «no solo cortaron el alambre de Texas, sino que también sujetaron cuerdas o cables desde la parte trasera de las camionetas para facilitar» el ingreso de migrantes.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken; y el secretario de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, Alejandro Mayorkas; reiteran en cada ocasión que la consecuencia del ingreso irregular hacia Estados Unidos es la deportación.