Una de las experiencias más traumáticas que le puede pasar a un ser humano es emigrar, casi equivalente a estar privado de libertad, es como estar en una jaula de oro. ¿Cómo sostengo esto?, no es tu hábitat, no es tu comida, tu clima, tus familiares y amigos, no es tu idiosincrasia, llegas a aprender sobre las normas y las leyes del país que te recibe. Sentirás en carne propia discriminación, marginación, y en fiestas como las recién pasadas te aseguro que hasta el más pintado hace correr un par de lágrimas al ver las fotos y los videos de los tuyos bailando «La bala», comiendo tamales o pollito con salsa, aunque sea de forma humilde.
Cuando tu jefe, allá, sin la más mínima preparación te pegue la primera gritada, te acordarás de tus raíces, cuando tu familiar te saque de su casa, cuando te hablen un idioma extraño y solo te queda sonreír con cara de yo no fui, te acordarás de tu gente, de su amabilidad, de su sonrisa sincera, de su calor.
Cuando hagas una pausa en tu trabajo y pienses ¡¡¡ve, si hoy es domingo!!! o el día de mi cumpleaños o una fecha especial; cuando llegue el fin de mes y solo logres pagar los «biles», la renta, la luz, el seguro, la cuota del carrito; cuando te acuestes cansado, solo, marginado, desearás estar acá.
Cuando estés parado esperando un tren o bus a las 5 a. m. con un frijol del demonio, te acordarás del calor de tu tierra, de tu familia, de sus olores, de la brisa del mar, de la sonrisa de tu abuelita, de tu escuela, de tu barrio, de tu infancia, de tu juventud; y comprenderás en ese momento que el costo es muy alto para el beneficio que obtendrás. Es cierto que hay trabajo, son ciudades limpias, seguras, y tienes casi todo lo material, pero te sentirás solo, no importa lo que hacías en tu país o quién eras, allá, mi querido hermano, no eres nadie, un número cuando mucho. Es un proceso duro.
Así que valora tu tierra, exígele que te dé una oportunidad, búscala, rebúscate acá en tu casa, prepárate, aprende cada día algo nuevo, estudia otros idiomas, sé autodidacta, aprende un oficio, una especialidad, crea una empresa, invéntate, reinvéntate; no existe el sueño americano, es una falacia, uno en un millón por cuestiones de la vida puede decir eso, el 99 % va a trabajar, trabajar y trabajar, a ver pasar los años.
Cuando escuches el himno o «El carbonero» un día de fiesta, o viendo a la Selecta con un par entre pecho y espalda te darás cuenta de lo que te digo, cuando leas «Poema de amor», de nuestro querido Roque, no te alcanzarán las lágrimas, te sentirás el más triste del mundo.
Añorarás un coctel de conchas con una chela y a tus cheros al componer el mundo acá, con sus modismos y bromas; recordarás la última carnita asada o la última sopa de gallina india o, por supuesto, unas pupusitas o al menos una tortilla recién salida del comal con una cuajada o con frijolitos; los sabores nunca son los mismos. No te importarán las limitaciones de acá.
Nuestros países al sur del río Bravo tienen que llevar a cabo procesos que le permitan a la población satisfacer los derechos fundamentales en cuanto a empleo digno bien remunerado, vivienda, educación, salud…
Nuestro país está ya en esa senda, queremos hacer bien as cosas, este cambio generacional y de forma de administrar es esperanzador. Tenemos en puerta megaproyectos que se iniciarán en 2022, que proveerán empleo que dinamizará el consumo, el ahorro y la inversión. Si logramos ese dinamismo sostenido, los siguientes siete años podremos decir que estamos en el camino para que el fenómeno de la migración disminuya.
Nuestro querido El Salvador tiene una oportunidad única en muchos años de lograr entrar en una senda hacia el desarrollo, la visión es correcta a escala centroamericana, las medidas tomadas en los últimos dos años y medio nos hacen afirmar lo anterior.
Crecer a un ritmo del 10 % el año recién pasado nos dice que en condiciones similares a nuestros pares del área hicimos mejor la tarea, con un exitoso manejo de la pandemia, lo que nos permitió recuperar nuestro aparato productivo de forma rápida y mejor, la adopción del bitcóin como moneda de curso legal nos posicionó en el ojo de muchos inversionistas; seremos, sin ninguna duda, el Wall Street de Centroamérica al dinamizar aún más nuestros índices financieros y económicos, los megaproyectos, entre otros, el Tren del Pacífico, el aeropuerto, el astillero, el viaducto, el estadio… por mencionar algunos de los más emblemáticos. Me cuesta escribir sobre esto porque cada día se inaugura una obra de real significado que permitirá el crecimiento en los años venideros.
Entonces, tú, joven, que estabas pensando buscar nuevos horizontes, te puedo asegurar que este es el momento de buscar tu sueño acá en tu tierra, con tu gente. Prepárate si quieres conocer otras latitudes más adelante, pero como un proceso de aprendizaje no para quedarte, este país te necesita.
Miren, los sistemas en esos países están diseñados para que el 80 % de los ingresos se queden ahí como costo de vida, incluyendo impuestos pagados no recuperados; o sea, trabajas para sobrevivir.
Y lo más importante, el riesgo que correrás al tratar de llegar es inimaginable para muchos hasta que escuchas las más terribles historias; y si llegas, te perseguirá el constante miedo de ser deportado.
Nuestro subdesarrollo es estructural e histórico con profundas raíces de marginación, revertir esta situación llevará algún tiempo. Al romper el bipartidismo diabólico que nos dominó y engañó en los últimos 30 años se comenzó un proceso evolutivo basado en el humanismo, por eso sostengo que es el momento ineludible para romper esas cadenas de 200 años.
No es ganga, piénsalo bien; mejor estudia, prepárate, en esta época te puedes especializar por tu cuenta. El presidente Nayib Bukele y su equipo están haciendo su parte, están creando las condiciones necesarias para que las oportunidades las obtengas acá. Este pequeño país con sus limitaciones será un ejemplo en Latinoamérica, cada vez es más seguro, cada vez hay más y mejores oportunidades. ¿Que si falta camino por recorrer?, seguro que sí, pero estamos en el camino correcto.
Los migrantes en estos países somos gente honesta y trabajadora, somos dinamizadores de esas grandes economías, no permitan que digan lo contrario, hacemos que los sueldos sean bajos y hacemos los trabajos más duros. Copiemos los conceptos de éxito, como productividad y competitividad, y repliquémoslos acá en nuestro país, colaboremos con este exitoso proceso. Estamos siendo atractivos para futuros inversionistas, aprovechemos el momento y nuestro recurso más valioso: nosotros los salvadoreños.