La historia se encargó de hacer justicia. Por primera vez, los compatriotas en el exterior fueron tomados en cuenta en este proceso electoral, un derecho del que habían sido privados. Por décadas los dejaron de lado en la toma de decisiones de su patria, el lugar que los vio nacer.
Desde que asumimos esta responsabilidad, nos comprometimos a velar por sus derechos, sin importar su condición migratoria ni el lugar donde se encontraban, pues ese fue el mandato que nos dio nuestro presidente, Nayib Bukele, quien resultó electo masivamente por expresión popular y democrática el pasado 4 de febrero para un nuevo período presidencial.
Por ello aunamos esfuerzos interinstitucionales para apoyar en la materialización de este deber y derecho ciudadano por medio del voto remoto por internet, así como el voto presencial en el extranjero, modalidades implementadas por el sistema electoral salvadoreño para garantizar y facilitar precisamente la participación de la diáspora.
De primera mano pude comprobar el deseo y la emoción de nuestros connacionales de unirse a esta fiesta cívica desde Houston y Dallas, Texas, lugares en los que fui testigo de este evento electoral.
Muchos de ellos me manifestaron su alegría al haber ejercido el voto. Nunca se habían sentido tan incluidos y confiados como ahora, algo que no experimentaron con administraciones anteriores, que los consideraban únicamente emisores de remesas y agentes económicos.
Pero hoy fue diferente, ahora saben que su voto y decisión cuenta. Nuestra visión vino a cambiar todos esos paradigmas errados; por ello, siempre trabajaremos para darles nuestros servicios y, por supuesto, para hacer valer sus derechos como ciudadanos salvadoreños que son.
Fue muy emotivo verlos aguardar en los centros de votaciones, algunos con condiciones ambientales adversas, pero eso no impidió que ejercieran el sufragio y que participaran plenamente.
Esto se logró, como insisto, con un trabajo coordinado y articulado a nivel interinstitucional, tomando en cuenta nuestro rol como cancillería. Así, en las elecciones del 4 de febrero, apoyamos y acompañamos a nuestra diáspora en el proceso del voto en el exterior, tanto presencial como en línea, por medio de nuestra red diplomática y consular.
Estuvimos presentes en los 81 centros de votación en el exterior, 40 de ellos fueron en nuestras sedes, y en todos verificamos que nuestra diáspora contara con lo necesario para participar en estas elecciones sin ningún contratiempo.
Todos nuestros funcionarios del servicio exterior estuvieron volcados a atender a la gente desde la apertura de los centros de votación hasta su cierre. Colaboramos con todo gusto porque los compatriotas se merecen lo mejor.
Asimismo, previo a esta jornada cívica hicimos una intensa campaña en redes sociales difundiendo información importante, tal como las direcciones de los centros de votación habilitados a escala mundial por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), el sitio web de la votación en línea, las modalidades de votación, los documentos requeridos para ejercer el voto, entre otros datos.
De igual manera, desde el inicio del período de votación en línea, el pasado 6 de enero, habilitamos un centro de llamadas para atender, de forma ininterrumpida 24/7, a los compatriotas y responder preguntas sobre distintos aspectos de este proceso.
Estamos seguros de que las expectativas fueron superadas y de que, en adelante, seguiremos mejorando y fortaleciendo el mecanismo para el emitir el sufragio desde el exterior.
Ahora mismo abogamos por los salvadoreños a quienes en algunos lugares se les ha negado la oportunidad de elegir a sus funcionarios, pese a acudir, hacer fila y esperar en los centros de votación dentro de los tiempos establecidos por el propio Tribunal. Ante dicha vulneración, exigimos al TSE que haga valer el derecho al voto que por ley le corresponde a cada una de estas personas.
Más allá de esta situación, que esperamos se resuelva con la prontitud debida, nos sentimos complacidos porque la población, tanto en nuestro país como en el exterior, asistió de manera masiva a expresar su voluntad a las urnas para elegir al presidente, vicepresidente y a los diputados.
Fue un gran trabajo, intenso, pero satisfactorio. La sonrisa de nuestros connacionales al salir de los centros de votación no tiene precio. Fue nuestra diáspora una de las protagonistas de este proceso que pasará a la historia nacional. Podemos decir una vez más «misión cumplida».