En El Salvador, más de uno —adultos jóvenes, adultos o abuelitos— ha perdido una o varias piezas dentarias y ha acudido al odontólogo para que le confeccione coronas y puentes para sustituir las piezas, con la emoción de ver nuevamente recuperada la sonrisa y mostrar a la familia qué bien quedó el tratamiento. Sin embargo, por lo general, se olvida algo muy importante: agendar una cita de control para determinar cómo debe darse el mantenimiento y la limpieza de un puente o de una corona.
Lo preocupante, de los casos que he visto, es que la mayoría de los pacientes afirma que el odontólogo que lo atendió no le dio la indicación de cómo hacer la higiene de la prótesis, no le entregó las indicaciones por escrito y mucho menos le agendó las citas de control semestral o anual.
Colocar un puente o una corona es colocar una prótesis que sustituye un órgano. Con una mano de metal o de madera ya no podríamos hacer muchas cosas que antes hacíamos; con una prótesis de pierna ya no podríamos correr igual que antes; con una prótesis de ojo perderíamos cierto campo de visión; con una prótesis en la boca también se ven limitadas algunas funciones. Es importante que el aparato tenga el mantenimiento adecuado debido a que ocurren problemas por el uso; entre estos, el desgaste, que a la larga fractura o perfora el metal del cual están fabricadas muchas de las prótesis.
Un puente —por ejemplo— está sostenido por pilares que mantienen la estabilidad y dan el soporte para que funcione y pueda sostener lo que pasa sobre él; eso es exactamente lo que sucede en la boca. Los dientes que sostienen una prótesis son los «pilares», que deben cuidarse en extremo para que, desde su base, resistan las fuerzas de masticación que genera la persona que lo usa. La integridad de la encía también es clave para mantener ese tejido de soporte en buen estado.
Algunos dientes pilares están cubiertos por coronas, las cuales tienen un límite en el cuello del diente por el que podrían filtrarse las bacterias y los restos de comida, por ello es sumamente importante mantener limpia esa zona. El cepillado a veces no es suficiente y se debe utilizar hilo especial, que se desliza por debajo del puente para limpiar y evitar que se acumulen restos alimenticios y que se reproduzcan las bacterias. Los signos iniciales de que algo está mal son el sangrado de la encía y el mal aliento.
Dios es perfecto, nos creó con una maravillosa ingeniería, y aunque el hombre ha tratado de imitar la función de algunos órganos del ser humano, lo creado por el hombre tiene límites y las prótesis dentales no son la excepción. Por tanto, aunque la prótesis se vea hermosa, con un color que parece maravilloso y haya mejorado el aspecto físico, es necesario acudir al odontólogo para no descuidar la limpieza y el mantenimiento adecuado de las restauraciones que alarguen su vida útil el mayor tiempo posible.
Hay una variedad de aditamentos disponibles en mercados y farmacias, pero se debe elegir el que se adapte a cada necesidad. Esa orientación solo la da un profesional de la salud. No compre todo lo que le digan, solo lo más adecuado para su prótesis, ya sea fija o removible.
La próxima vez que acuda a la consulta, pídale al odontólogo una orientación de cómo limpiar las prótesis, para que pueda mantenerlas funcionando adecuadamente por mucho tiempo, y recuerde que no son eternas.