El Gobierno del presidente Nayib Bukele ha tenido la valentía de enfrentar a las pandillas como nunca se había hecho en la historia de El Salvador. Gracias a esto, se han alcanzado altos niveles de seguridad que permiten a los ciudadanos recuperar los espacios públicos que las maras controlaban, además de superar el permanente estado de terror que los grupos criminales habían implementado para ejercer el poder en los barrios, colonias, cantones, caseríos y prácticamente cualquier ámbito de la vida nacional.
Estas medidas de seguridad que han sido ejecutadas en el país no implican vulneración de los derechos humanos, sino que, por el contrario, han permitido, por primera vez en décadas, que se garanticen plenamente los derechos humanos de los ciudadanos honrados y trabajadores y de sus familias, en lugar de defender a los criminales.
Esta tarea ha sido colosal e implicó que todo el Estado salvadoreño estuviera trabajando de forma coordinada y con el único objetivo de defender al pueblo, y no los intereses particulares de los financistas y dueños de los viejos partidos políticos, ARENA-FMLN, y sus satélites.
Sin embargo, implicó romper con las presiones extranjeras, que no duraron en montar campañas internacionales llenas de mentiras en contra del presidente Bukele, a quien calificaron falsamente de dictador y de atentar contra los derechos humanos de los salvadoreños, pintando un país sumido en la desesperación.
El Gobierno, en cambio, ha trabajado para mejorar las condiciones de vida en el país, a tal punto que ahora El Salvador es reconocido internacionalmente por su seguridad, botando la campaña de desinformación orquestada por la oposición y sus amos extranjeros.
Ciudadanos de otros países demandan que sus presidentes tengan la valentía y determinación del presidente Bukele para derrotar la inseguridad.
El presidente destacó sus logros cuando habló ante la Asamblea General de Naciones Unidas y una delegación del Gobierno hizo lo mismo ante la Unión Europea.
Misiones internacionales y gobiernos de todo signo político reconocen los logros del Gobierno del presidente Bukele y trabajan de la mano para beneficiar más al pueblo salvadoreño.
Solo unos pocos —los que se beneficiaban del terrorismo de las pandillas o de la corrupción de ARENAFMLN—siguen negando el éxito del Plan Control Territorial y del régimen de excepción, que han cambiado, para bien, a El Salvador. La inmensa mayoría no quiere regresar al pasado.