Después del asesinato cobarde de un agente de la Policía Nacional Civil (PNC) que patrullaba en la ciudad de Nueva Concepción, Chalatenango, el presidente Nayib Bukele anunció que este crimen no quedaría en la impunidad y que capturaría a los culpables del hecho.
Para cumplir esta misión ordenó a las autoridades de seguridad pública que implementaran un cerco de seguridad en Nueva Concepción para llevar a cabo investigaciones, revisar casa por casa e indagar en todo el municipio para encontrar hasta los últimos integrantes de las pandillas. Cinco mil militares y 500 policías fueron desplegados para ejecutar la tarea.
Los resultados llegaron días después y los tres pandilleros que cometieron el asesinato del agente policial Maximino Vásquez fueron presentados ante los medios de comunicación. Pero no solo eso, sino que también todos los pandilleros de esta clica, con sus cabecillas y 50 integrantes que todavía estaban activos, fueron capturados, con lo que se desarticuló completamente a esta estructura delincuencial.
Esta estrategia ha sido reconocida como muy efectiva no solo dentro de El Salvador, sino también más allá de las fronteras nacionales, donde destacan que el Estado se moviliza para proteger la vida de sus ciudadanos y de los agentes de seguridad que son atacados por los delincuentes.
Gracias a las medidas legales que autorizan el régimen de excepción, la Policía y el Ejército pueden actuar de una manera más expedita para resolver los crímenes que aún suceden en el país, y ahora hay más recursos y personal para investigarlos y resolverlos de una manera más rápida.
Todavía hay mucho trabajo que hacer y las autoridades no bajan la guardia para encontrar hasta al último pandillero que todavía permanezca oculto o que haya huido del país para intentar escapar de la justicia salvadoreña.
El terrorismo causado por las pandillas durante tantos años no debe volver a El Salvador. Este es un compromiso que el presidente Bukele hizo y que los ciudadanos respaldan de manera unánime.
Por décadas, ARENA y el FMLN permitieron que las maras surgieran e incluso las fortalecieron e hicieron pactos con estas estructuras criminales para obtener beneficios electorales. Esto también es historia antigua. Los salvadoreños han decidido no volver atrás a este pasado oscuro y están dispuestos a luchar para conservar las libertades y la seguridad conquistadas.