En el artículo anterior establecimos de una forma sencilla que lo único verdaderamente pétreo aparte de Dios mismo es su Palabra, sintetizada en los 10 mandamientos que encontramos en Éxodo 20:1-17, que dice: 1. No tendrás dioses ajenos delante de mí. 2. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de mí. 3. No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano. 4. Acuérdate del día de reposo para santificarlo. 5. Honra a tu padre y a tu madre. 6. No matarás. 7. No cometerás adulterio. 8. No hurtarás. 9. No hablarás contra tu prójimo falso testimonio. 10. No codiciarás.
Todos estos mandamientos tienen que ver con el amor y los podemos clasificar en dos grupos: del 1 al 4 tienen que ver con el amor a Dios y del 5 al 10 tienen que ver con el amor al prójimo.
Estos mandamientos deben ser la base de cualquier Constitución de una nación y deben ser considerados los verdaderos mandamientos pétreos a ser obedecidos. El quebranto y menosprecio de estos mandamientos solo traen las maldiciones de la ley que encontramos en Deuteronomio 28: «Maldito serás tú en la ciudad y maldito en el campo. Maldita tu canasta y tu artesa de amasar. Maldito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas. Maldito serás en tu entrar y maldito en tu salir. El Señor enviará contra ti la maldición, el quebranto y asombro en todo cuanto pusieres mano e hicieres, hasta que seas destruido y perezcas pronto a causa de la maldad de tus obras por las cuales me habrás dejado. Los cielos que están sobre tu cabeza serán de bronce, y la tierra que está debajo de ti, de hierro. Jehová te entregará derrotado delante de tus enemigos, por un camino saldrás contra ellos y por siete caminos huirás delante de ellos, y serás vejado por todos los reinos de la tierra».
Cuando los hombres desprecian estos mandamientos como pétreos y ponen otros, lo único que muestran es su menosprecio y rebeldía contra Dios con el resultado inevitable de la derrota y destrucción. Estos 10 mandamientos deben ser la base de los derechos humanos fundamentales y universales para que reine el amor en medio del pueblo con el resultado consiguiente de la bendición del Dios del cielo, que también ha dicho en Deuteronomio 28: «Acontecerá que, si oyeres atentamente la voz de tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones: bendito serás tú en la ciudad y bendito tú en el campo. Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas. Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar. Bendito serás en tu entrar y bendito en tu salir. Jehová derrotará a tus enemigos que se levantaren contra ti, por un camino saldrán contra ti y por siete caminos huirán de delante de ti. Jehová te enviará su bendición sobre tus graneros y sobre todo aquello en que pusieres tu mano y te bendecirá en la tierra que Jehová tu Dios te da».
El Salvador, como un pueblo eminentemente cristiano, donde aproximadamente el 40 % son cristianos católicos y el 40 % cristianos evangélicos, tiene temor a la Palabra de Dios, por tal razón consideramos que es pertinente, en el contexto, y hacemos un llamado a los poderes del Estado y a todos los involucrados a tomar seriamente los mandamientos de Dios como pétreos para tenerlos en cuenta y respetarlos en el proceso de revisión de la Constitución de nuestro país y legislar de acuerdo con ellos. Dada la seriedad de este proceso, oramos por sabiduría y temor de Dios para cada uno de ellos