Qué mejor oportunidad para enviar un saludo fraterno y cordial a las autoridades y al pueblo salvadoreños que la celebración de una fecha particularmente importante en la historia de Ecuador. El 10 de agosto de 1809 se produce un hecho que marca el inicio de la emancipación colonial con el denominado Primer Grito de Independencia no solamente para lo que hoy es la República del Ecuador, sino también para varios países de Latinoamérica. En ese día, un grupo de patriotas desconoce al presidente de la Real Audiencia de Quito e instala una Junta Soberana de Gobierno presidida por Juan Pío Montúfar junto con el obispo José Cuero y Caicedo como su vicepresidente. Ese día marcó el inicio del proceso de independencia del yugo colonial que culminará el 24 de mayo de 1822 en la batalla de Pichincha, en cuyas faldas se asienta la capital ecuatoriana.
El Primer Grito de Independencia se produce cuando los patriotas quiteños aprovecharon el vacío de poder al estar en ese momento España bajo la ocupación francesa, nutridos los principios e ideales de las revoluciones francesa y estadounidense, cuestionan el «statu quo». Será determinante la participación de mujeres adelantadas para su época, como Manuela Cañizares, así como de intelectuales como Eugenio de Santa Cruz y Espejo, científico, investigador, prominente médico, abogado, escritor, periodista, político e ideólogo, quienes harán que Quito sea reconocida como Luz de América.
Las hermanas repúblicas de Ecuador y El Salvador guardan similitudes históricas en cuanto a movimientos libertarios con el Primer Grito de Independencia salvadoreño, que tuvo lugar el 5 de noviembre de 1811, liderado por un grupo de criollos encabezado por Manuel José Arce y los sacerdotes José Matías Delgado, junto con los hermanos Aguilar. Desde entonces, nuestros países comparten historias permanentes de liberación y de búsqueda de condiciones de desarrollo social y económico para el beneficio de sus sociedades en el marco del respeto a sus instituciones, su libre determinación democrática y potestad soberana.
Desde el inicio de las relaciones diplomáticas, hace 132 años, Ecuador y El Salvador trabajan en estrechar sus vínculos de amistad y confianza en áreas que beneficien a sus pueblos. En el ámbito de comercio está vigente desde noviembre de 2017 el Acuerdo de Alcance Parcial de Complementación Económica (AAP), que otorga preferencias arancelarias para 214 subpartidas a El Salvador y 207 subpartidas a Ecuador, de las cuales 50 corresponden al sector agrícola y 157 a bienes industrializados, que representan el 92 % de las exportaciones a El Salvador. La oferta exportable ecuatoriana es particularmente diversa, basta recordar que es el primer exportador de bananas en el mundo; que sus pescados y frutos del mar son bien afamados, particularmente con su producto estrella, el camarón; que su cacao es ingrediente básico de los chocolates gourmet producidos alrededor del mundo y en el Ecuador; y que las rosas ecuatorianas son buscadas por su calidad, color y aroma, crecidas en condiciones perfectas por la posición geográfica del Ecuador.
En el marco de la cooperación bilateral Sur-Sur y Triangular, el Ecuador y El Salvador mantuvieron en enero pasado una Reunión de la Comisión Mixta durante la cual se aprobó el III Programa de Cooperación Técnica y Científica para el período 2022-2024. La cartera de proyectos cubre temas de particular importancia para las poblaciones ecuatoriana y salvadoreña, como son los relativos a fortalecimiento de mujeres emprendedoras, seguridad, eficiencia energética; agricultura sostenible, inteligente, resiliente e innovadora; optimización de transferencias monetarias, gobierno electrónico, señalización de áreas protegidas y conservación de bosques.
Frente a retos como la pandemia, tanto Ecuador como El Salvador despliegan esfuerzos conjuntos para crear las condiciones que fortalezcan proyectos turísticos comunes y se aprovechen de la mejor manera las oportunidades que ambos países ofrecen. Las condiciones están dadas gracias a la existencia de vuelos directos de apenas 2:45 horas entre Quito o Guayaquil y San Salvador, la no necesidad de visas para actividades turísticas y el uso del dólar en ambos países, todo lo cual torna a nuestros países en socios naturales.
Ecuador es un país de 17 millones de habitantes, ubicado en la línea ecuatorial de la que toma su nombre, y es uno de los países más biodiversos del mundo. En un territorio de 283,560 kilómetros cuadrados ofrece cuatro regiones distintas gracias a su privilegiada posición geográfica: la cuenca amazónica con exuberantes selvas e idílicos ríos, muchos de los cuales fluyen hasta el gran río Amazonas; los espectaculares paisajes de la serranía con las altas montañas de Los Andes; la costa, con playas bañadas por el océano Pacífico; y el mundialmente famoso archipiélago de Galápagos, donde Charles Darwin realizó los estudios que sustentan la teoría de la evolución de las especies. Esta diversidad de condiciones climáticas y alturas ha permitido el desarrollo de un país multiétnico y pluricultural capaz de producir prácticamente todo y durante todo el año. Entre los destinos favoritos de los visitantes constan los bien preservados barrios coloniales de Quito, Guayaquil y Cuenca, con arquitectura única que nos remonta a tiempos pasados con sus templos y casas emblemáticas.
La gastronomía ecuatoriana merece especial mención, pues al igual que su diversa geografía ofrece una diversidad de especialidades, como el ceviche, preparado con distintas modalidades en provincias de la sierra y la costa. La fritada hecha con cerdo y las tortillas de papa, más conocidas por su nombre quichua «llapingacho», son un plato obligado para los turistas y alimento habitual para sus pobladores, particularmente en la sierra.
Para concluir me encantaría decir que las identidades entre el pueblo salvadoreño y el pueblo ecuatoriano son tantas que facilitan la sincera amistad, promueven el trabajo conjunto y el deseo de profundizar los lazos. ¡Gracias por haberme acogido desde el día en que arribé a San Salvador con tanta calidez!