Podemos afirmar que, en términos generales, 2022 fue un año de crecimiento económico positivo para El Salvador, pese a haber experimentado altas y bajas.
El principio del año estuvo influenciado por el crecimiento del 13 % de 2021, más un crecimiento sostenido. Según la misión del FMI, en su informe del Artículo IV de finales de 2021: «Las políticas expansivas, la fuerte recuperación de la demanda externa y el crecimiento continuo de las remesas están impulsando una fuerte recuperación». Esta recuperación fue luego sostenida con políticas sustantivas como la seguridad ciudadana y el régimen de excepción.
Tomemos en cuenta con cautela la opinión de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), que en su informe de perspectiva económica al cierre de 2022 afirma que la economía de El Salvador estará influenciada en parte por la desaceleración generalizada. Dice que, después del dinamismo registrado en 2022, El Salvador muestra un agotamiento del efecto rebote en 2021, cuando cerró con un 13 % de crecimiento. También opina que la economía salvadoreña sufrirá una desaceleración en 2023 con un crecimiento de 1.6 %, colocándolo en las tendencias a las tasas registradas previo a 2014, lo cual es ya conocido por el efecto dolarización que vive El Salvador desde 2001.
También es importante destacar que la Cepal considera que la renegociación de deuda con la recompra de bonos por el Gobierno fue una buena política. Sabemos que con esa compra se logró un ahorro de $288 millones. Opina también que El Salvador cierra 2022 con crecimiento de 2.6 %, mientras que el BCR mantiene que el crecimiento será de 2.8 %.
Por causa de la dolarización, El Salvador es el país que menos crece en la región. En la última década, su crecimiento rondó entre 1.7 % y 2.4 %. Debemos reconocer que la mayor parte de los países del mundo han sufrido estancamiento y bajo crecimiento, aun China, que antes crecía reiteradamente por arriba del 10 %, se encuentra en sus niveles más bajos en los últimos 40 años. Estados Unidos, a pesar de su política restrictiva, crecerá no más de 1 %.
Por el lado positivo, la Cepal reconoce que la economía salvadoreña muestra fortaleza en varios factores claves, como el crédito y el consumo, un flujo significativo de remesas, reforzadas por las exportaciones de bienes y turismo, entre otros. Muy atinadamente, la Cepal recomienda una estrategia de desarrollo productivo de valor agregado, inversión pública y privada y la necesidad de fortalecer la integración económica regional y Mercado Común Centroamericano. También reconoce que hay una mejora en la condición de deuda, ya que esta muestra una disminución. Para agosto 2022 se encuentra en $23,900 millones, y eso la coloca a 75.4 % del PIB; por tanto, 5.6 % menor en relación con 2021. Otra medida positiva reconocida por Cepal es la política de compra de deuda a los tenedores de bonos que optaron por venderlos a descuento en septiembre y noviembre, generando un ahorro de $288 millones, que representa un 36 % de la deuda de $800 millones pagaderos en enero de 2023.
Muy importante ha sido la decisión de Homeland Security de Estados Unidos de prorrogar por 17 meses el TPS para seis países, entre ellos El Salvador. Así se mantienen esas remesas que contribuyen a sostener el poder adquisitivo y la liquidez de la población. Esto se complementa con las 11 medidas de contención inflacionaria tomadas por el Estado. Todo esto mejora el atractivo para la inversión y la colocación de nuevos títulos de deuda como los «bonos volcán», recién emitidos que le hacen frente al pago de la deuda de 2025.
El balance positivo de la economía de 2022 que se ha planteado contradice las opiniones negativas difundidas adversas al Gobierno que lo acusan de estar al borde de caer en impago y de estanflación, acusaciones que ya ha sido desmentidas por el Banco de América.
Tampoco se cumplieron sus predicciones de que la introducción del bitcóin colapsaría el dólar circulante en nuestro país, o que los criptoactivos serían manipulados por narcos o países oportunistas llevando a El Salvador a la quiebra. O bien aquellos falsos pronósticos del economista Hanke, un libertario de extrema derecha neoliberal del Cato Institute en Washington D. C., que aseguraban que el bitcóin llevaría a El Salvador al colapso. Al final ninguna de estas aseveraciones se cumplió.
El resultado de 2022, sin duda, mejora la calificación de pagos, así como la calificación de riesgo del país y equilibra la situación financiera que había rondado 19.12 % en el EMBI (Indicador de Bonos de Mercados Emergentes). Se espera que las empresas calificadoras de riesgo tomen en cuenta estos resultados y mejoren su pronóstico.