Los resultados electorales surgidos del voto masivo de los ciudadanos el 28 de febrero se reflejan en las actas que cada una de las juntas receptoras de votos (JRV) elabora al final de la jornada. Eso fue lo que vimos en el escrutinio preliminar: la cantidad de votos que cada partido iba ganando conforme las JRV cerraban su participación.
Sin embargo, eso se trata de un escrutinio preliminar, sin valor legal. Es exclusivamente para efectos informativos, pero el impacto de tener ese tipo de datos modifica la estrategia de los partidos políticos.
Las instrucciones de las organizaciones que tienen una amplia experiencia electoral es que en las mesas de conteo de votos primero tienen que defender sus sufragios y luego deben tratar de buscar, a cualquier costo, impugnar o anular los votos de los adversarios. Por eso es importante tener un equipo especializado en la defensa del voto en el territorio a la hora del conteo en las mesas.
Después, esa vigilancia electoral debe mantenerse durante la elaboración del acta que la JRV envía al Tribunal Supremo Electoral, porque en el escrutinio final son los datos del acta los que cuentan, independientemente del total de los votos recibidos; de ahí la preocupación porque en algunos centros de votación se haya denunciado que el sistema tecnológico utilizado para facilitar la transmisión de las actas cambiaba los datos de un partido a otro. Por eso es importante que tanto los partidos políticos como la Fiscalía General de la República e incluso los observadores tengan copias físicas de las actas.
Al principio, con las actas en físico, solo se establece el escrutinio preliminar. Es hasta el escrutinio final —que la ley estipula que se instala 48 horas después de cerradas las votaciones— que las actas son utilizadas para definir a los candidatos ganadores de los cargos en disputa.
Nuevamente, los partidos con amplia experiencia en elecciones también han desarrollado mañas y atajos para intentar conseguir más votos para su organización o para restarles votos a los adversarios. En este punto, todos los partidos son adversarios, no hay aliados, porque al final de cuentas son los números totales de una bancada los que definen el peso político que tendrá un partido en la Asamblea Legislativa: si los votos son pocos, pero ayudan a un partido a conseguir la mayoría simple o la mayoría calificada, entonces esa bancada se vuelve estratégicamente importante. Si esa bancada no suma para los 56 votos, es nada más una representación sin incidencia política real.
Nuevas Ideas tiene 56 diputados, según el escrutinio preliminar, pero podrían ser más si en el escrutinio final se subsanan las inconsistencias y se aclaran las diferencias menores; del otro lado, todos, incluso los aliados, van a buscar obtener diputados y quitarle el voto calificado a Nuevas Ideas. El papel de los organismos electorales, tanto permanentes como temporales, es garantizar el respeto de la voluntad popular.
No se puede, por medio de maniobras o triquiñuelas, reducir el impacto de una votación a cambio de una incidencia política.