Toda sociedad se fundamenta en tres elementos que le dan su naturaleza, alcance y desarrollo: la cultura, el principio de razón suficiente (principio de la lógica) y su espíritu. Solo a través del desarrollo equilibrado de estos componentes las sociedades se mantienen vivas y se expanden hacia dentro y hacia afuera. Tal como lo expresó con elocuencia y verdad interna el filósofo y político francés Montesquieu, «una cosa no es justa por el hecho de ser ley. Debe ser ley porque es justa». Y esto es precisamente lo que la sociedad salvadoreña está experimentando y anquilosando con ello las bases de una sociedad nueva y perecedera.
La sociedad salvadoreña está pasando por un estadio complejo y vibrante, ya que se está visualizando una esperanza en que se puede ser grande como nación. Es así como todo el proceso político imperante que ha conllevado a la desestructuración de la visión y cosmovisión elitista de la forma de hacer política está permitiendo un nuevo constructo de ser y hacer como país. Constructo que está aportando al ciudadano la potestad directa de guiar el rumbo del país con sus propias manos.
Todo cambio da temor, pero el cambio es parte de la vida humana y, por tal, social. Tal como decía el gran maestro de la dialéctica antigua Heráclito el Oscuro, «en el constante fluir del universo nada es y todo deviene». Todo está en cambio permanente y continuo, nada es eterno, y aunque lo pudiera ser, no es recomendable; la persona y su entorno solo pueden convivir en la medida que su vida tiene un sentido trascendente y este solo es en la medida que cambia el entorno y el pensamiento.
El país, por medio de la nueva Asamblea Legislativa y del Ejecutivo, está dando un ejemplo extraño, innombrable, pero necesario; una escuela donde ellos mismos aprenden a hacer en la medida que nos enseñan a exigir. Ciertamente, quien ha comprendido un proceso estático de hacer las cosas no logra maximizar la importancia de los cambios, viendo solo amenaza en ellos.
El pensamiento, cuando no está ordenado, según los preceptos de la conciencia despierta, ve en los cambios solo temor, teme a lo que no conoce o, más bien dicho, teme perder lo que sí conoce. Esta es la realidad que el país vivió los últimos 30 años o, por qué no decirlo, desde la colonización. Acostumbrados a volver ley la costumbre del sufrimiento y de las sinvergüenzadas de la raza política, se sucumbió a la desilusión y frustración, sin lucha ni alza de voz.
Empero, todo tiene su tiempo y su espacio. El Salvador ha despertado, su población —que siempre fue menospreciada como poco inteligente por los «tanques de pensamiento» de derecha y las «masas populares» de izquierda, que hicieron creer a las grandes mayorías que el destino de sus vidas dependía solo de las decisiones tomadas por sus «representantes»— está cambiando y hoy más que nunca ha tomado las riendas de su destino, acrecentando su carácter.
Tal como lo expresó tan acertadamente el científico alemán Georg C. Lichtenberg, «cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto». El salvadoreño ha perdido el respeto a esa raza política que solo vio lucro en el servicio público. Dejándoles un mensaje claro y contundente que aún estos individuos no han logrado comprender, hundiéndose cada vez más en el sueño inicuo de sus ilusiones absurdas.
De tal suerte que el momento de la emancipación ha llegado, no porque los diputados de Nuevas Ideas sean los salvadores de esta patria, sino porque ellos han dado la esperanza de que cada ciudadano tenga el control de su propio destino y sea señor de sí mismo. Alcanzando con ello la posibilidad óntica y trascendente de orientar los medios personales y sociales hacia una nueva nación, donde las decisiones, tal como fue el sueño de la democracia griega, se tomen no por representación, sino por participación real y con la tan anhelada justicia social, que solo puede lograrse con justicia distributiva y retributiva, y es eso precisamente lo que se está alcanzando y cimentando con las nuevas prácticas legales, que son más legítimas y, por lo tanto, necesarias.