Nacer con cariño son tres palabras que pueden sonar lógicas en la mente de todos y, en algunos casos, hasta con sentido común. Lo cierto es que, por décadas, estas tres palabras no resonaron en los hospitales de nuestro país. Niños, ahora jóvenes y adultos salvadoreños, vinieron al mundo en un ambiente de desinformación, con estrés, miedo y dolor que quedaron grabados en sus memorias y corazones y en los de sus madres y familias.
Desde el inicio de nuestra gestión y con el liderazgo de la primera dama, Gabriela de Bukele, iniciamos la ruta para definir un antes y un después en la vida de todos los niños del país, en donde cada uno, sin importar su condición económica o social, alcanzaría su máximo potencial de desarrollo. Es así como surgió la política nacional
Primera Infancia, Crecer Juntos, una puerta de esperanza que reúne múltiples iniciativas y plantea una serie de acciones y normativas para alcanzar el sueño de un nuevo El Salvador, en la que la primera infancia es una prioridad absoluta.
Una de las normativas es nacer con cariño para un parto respetado y cuidado, cariñoso y sensible del recién nacido, una propuesta de ley que presentamos a la Asamblea Legislativa y que nace del clamor de muchas madres por ser tratadas con dignidad, y dejar atrás tantas historias de dolor en uno de los momentos más importantes de la vida de cada una y de sus bebés.
Nacer con cariño propone para todo el sistema de salud un nuevo modelo de atención, que toma en cuenta, de manera explícita y directa, las necesidades de cada mujer desde la preconcepción hasta el nacimiento de su bebé.
Esta ley —que pronto verá la luz— brindará a cada madre la oportunidad de ser escuchada, de estar acompañada por quien ella decida, de ser tratada con respeto, de recibir la educación necesaria para ella y su familia, de tener libertad de movimiento durante el proceso de parto, de ingerir líquidos o alimentos si así lo desea, de ser cuidada y atendida cálidamente.
Y a su bebé le da la oportunidad de recibir un cuidado cariñoso y sensible; de tener alojamiento junto a su madre para facilitar la lactancia materna desde su nacimiento; de que pueda ser identificado inequívocamente y de ser recibido en un entorno preparado que potenciará su máximo desarrollo.
Detrás de esta iniciativa hay un grupo de salvadoreños comprometido que, junto con la primera dama, ha escuchado las solicitudes de madres y familias. Es un grupo de profesionales capacitado que ha recabado la evidencia científica que respalda cada una de las acciones que la ley propone; que se encuentra en constante aprendizaje y se nutre de buenas prácticas nacionales e internacionales y que pondrá sus talentos y experiencias al servicio de la primera infancia del país.
Sabemos que el camino para que esta ley se comience a aplicar plenamente estará lleno de muchos retos, pero tenemos la firme convicción de que la salud no debe ser una cuestión de suerte. Tampoco es una cuestión solamente de buena voluntad, porque es un derecho humano básico.
Contamos con aliados desde las diferentes instituciones de salud, la sociedad civil, la empresa privada y la comunidad internacional, que nos acompañan en nuestro sueño de un El Salvador más próspero, justo e inclusivo.
Estamos comenzando a transitar el camino del gran cambio que la sociedad salvadoreña ha esperado durante muchísimos años. Comenzamos desde el principio, desde la atención y el cuidado de la primera infancia, presente y futuro del país.
Cambiar El Salvador empieza por cambiar la forma de nacer. Nacer con cariño.