Cuando se habla de mercenarios, generalmente se piensa en personas armadas poniéndose a la orden de grupos o gobiernos de otro país a cambio de una paga. Se nos viene a la mente incluso el caso reciente en el que extranjeros fuertemente armados asesinaron al presidente de Haití.
Sin embargo, mercenario no solo puede ser alguien armado con un fusil. Hay otras formas de mercenarismo que no son menos deplorables, nocivas y destructivas, por ejemplo, los periodistas que se ponen a la orden de grupos de poder y enfilan su pluma hacia donde su patrocinador les pide.
Este tipo de periodismo no es nuevo ni exclusivo del país, se ha practicado desde que la profesión existe y en cualquier lugar donde haya dinero para pagar por sus servicios.
En este periodismo mercenario, además de que no existe ni ética ni lealtad, el término «independiente» viene siendo solo un apodo para que la gente se confíe y crea sus mentiras. Es una práctica lamentable que termina por prostituir esa importante profesión.
La naturaleza mercenaria de estos dizque periodistas se manifiesta cuando se ponen a la orden de fuerzas oscuras para atacar a este Gobierno, acusándolo de dictador y de coartar la libertad de expresión, cuando antes eran ellos los que servilmente romantizaban a los gobiernos dictatoriales y corruptos que estaban de turno.
Un claro ejemplo de este tipo de periodistas es un individuo de origen alemán que comenzó escribiendo para la izquierda en contra de la derecha, luego escribió para la derecha en contra de la izquierda, para finalmente terminar escribiendo para la izquierda y para la derecha en contra del actual Gobierno. Este utiliza sus columnas únicamente para ofender y denigrar profiriendo incluso palabras soeces. No hay duda de que es una persona sin escrúpulos, movida únicamente por el interés económico y que paga, además, de forma desagradecida la acogida que este solidario país le ha brindado. Esto lo digo porque también ha cometido otro tipo de actos que rayan en la criminalidad y por los que está siendo procesado, pues con ellos puso en peligro la vida de cientos de salvadoreños. Hay países en los que por algo menos grave se les revoca a las personas su nacionalidad.
PERIODISTAS CON SOBRESUELDO
La práctica corrupta de los anteriores gobiernos de otorgar sobresueldos, con la única finalidad de comprar voluntades, es lo que convirtió a muchos periodistas en mercenarios de la calumnia y la desinformación, atacando de forma sistemática a los que ellos consideraban adversarios de quienes los compraban con ese tipo de sobornos.
Se menciona que en la larga lista de personas que recibieron sobresueldos hay periodistas bastante conocidos, entre ellos, uno que se atrevió a decir que los seguidores de Nuevas Ideas eran personas poco pensantes. Me pregunto si a estas alturas este tipo sigue creyendo que el 97 % de la población es poco pensante y que el restante 3 %, al que obviamente él pertenece, es más inteligente.
Hoy se sabe que estos periodistas no trabajaban solo por un sueldo, sino también por un sobresueldo que les era pagado para que favorecieran la imagen de un gobierno al mismo tiempo que atacaban a sus adversarios. Es de ahí de donde se desprendía y se desprende aún esa forma sesgada de ejercer la profesión.