Las autoridades de seguridad pública no han reportado homicidios en los últimos 11 días, y hasta este lunes se acumulaban 14 días sin muertes violentas, un resultado directo de la implementación del régimen de excepción y del Plan Control Territorial.
Esta estrategia de seguridad del presidente Nayib Bukele ha demostrado su eficacia e incluso ha sido tomada como modelo y trata de ser emulada por otros gobiernos. Los datos son contundentes: de ser uno de los países más violentos del mundo y liderar la lista de naciones con más homicidios (muchos más incluso que regiones en guerra abierta), ahora El Salvador es una nación en paz y tranquila, con mejores índices que países que tradicionalmente eran reconocidos por su seguridad, pero que ahora se desbordan, como el caso de Costa Rica, donde se multiplican los homicidios y los delitos violentos.
Gracias a las medidas extraordinarias contenidas en el régimen de excepción, las autoridades han logrado la captura de más de 65,000 integrantes y colaboradores de las estructuras criminales, lo que ha conquistado la paz en sectores que nunca vivieron sin la zozobra impuesta por los pandilleros.
Ningún país ha logrado mejorar la seguridad como lo ha hecho el presidente Bukele, quien incluso lanzó un reto a la comunidad internacional sobre métodos para pacificar un país. Hasta la fecha, el método del presidente Bukele ha sido el más efectivo. Además de estar apegado a las leyes, garantiza el respeto de los derechos humanos de los ciudadanos honrados y trabajadores.
Por décadas, los derechos más elementales de los salvadoreños —como la vida, el trabajo, la libre circulación y la propiedad— habían sido violentados por las maras, que imponían su terrorismo para manejar barrios y colonias. Ahora, gracias al régimen de excepción y al Plan Control Territorial, los ciudadanos ya no temen perder su vida solo por caminar por las calles cercanas a su hogar o ser víctimas de robos o extorsiones.
El pueblo salvadoreño reconoce estas conquistas y está dispuesto a luchar para conservarlas y para que nunca más las maras impongan su terror, como lo hicieron al hacer componendas con ARENA y FMLN, partidos que siguen —junto con sus apéndices parlamentarios— oponiéndose a la guerra contra las pandillas, en lugar de defender la vida de los ciudadanos.
Ante estos logros inéditos en la historia, los ciudadanos están dispuestos a defender lo conquistado y a no dar marcha atrás a la transformación emprendida por el presidente Bukele.
El fin de la corrupción