En 2001 la fuerza de la naturaleza hizo estragos en El Salvador. Dos terremotos sacudieron a la nación. Nadie puede olvidar aquella mano de una persona soterrada que salía de la tierra en Las Colinas, en Santa Tecla, que fue retratada por un fotógrafo de agencias internacionales.
En ese entonces, el Gobierno de Francisco Flores recibió millones de dólares de países amigos para ayudar a los damnificados y para hacer obras de mitigación en el país. Ni un peso llegó a las familias afectadas. Los sacos de dinero, como el mismo Paco lo afirmó, quedaron en otras manos de su partido. Por cierto, en la parte de arriba de Las Colinas maquinaria de construcción había estado socavando el terreno semanas atrás, obviamente con el permiso del «bisnero» alcalde de Santa Tecla, el efemelenista Óscar Ortiz.
Pero como todos los salvadoreños saben, nunca hubo investigación porque ARENA y FMLN habían sellado su pacto de autoprotección en 1992. Las construcciones sin control hasta en zonas de alto riesgo fueron permitidas por los gobiernos areneros y efemelenistas, pues se bañaron en la danza de «las mordidas» mientras se tapizaban con concreto las grandes ciudades.
En 2011, Mauricio Funes desvió hacia su partida secreta $8 millones provenientes del Fondo General de la Nación y de préstamos externos que estaban destinados a atender las emergencias por lluvias, según el requerimiento de la Fiscalía en 2018.
Durante 30 años millones de dólares ingresaron al país para proyectos de mitigación de desastres, pero nunca llegaron a sus destinos, y lo curioso es que los países donantes nunca pusieron el grito en el cielo.
Recuerdo también el caso del plomo de la fábrica de baterías Récord, de la familia del exministro de Economía Miguel Lacayo, que afectó la salud de cientos de familias y gozó de impunidad por largo tiempo. La Corte Suprema de Justicia dictó sentencia para limpiar la escoria de los Lacayo, pero la efemelenista Lina Pohl no la cumplió. Eso sí, obtuvo un préstamo de $25 millones para tal acción. Hasta hoy no sabemos qué limpió con ese dinero.
La lista de desastres y del dinero proveniente del extranjero es extensa en la historia de nuestro país. ¿Qué realmente hicieron ARENA y el FMLN para el bien de las familias salvadoreñas? Nada.
Hasta 2019, El Salvador siguió siendo el mismo país vulnerable de hace más de 30 años. Es con la llegada del presidente Nayib Bukele que se están resolviendo varias situaciones heredadas: cero mitigaciones de riesgos, infraestructura vial inservible, red hospitalaria y centros escolares en paupérrimas condiciones, sector agrícola en abandono, más de 6 millones de salvadoreños sometidos a los asesinatos y las extorsiones de grupos criminales, diáspora en el olvido, entre otros.
Por supuesto, la tarea no es nada fácil. Lo fácil y descarado es olvidar ese pasado nefasto por unos dólares más como hacen algunos. Resolver en cinco años lo que no se hizo en más de 30 es de locura. El deterioro es meteórico. Sin embargo, nada es imposible y eso lo están demostrando el presidente Bukele y su gabinete que son de territorio y no de escritorio.
El Gobierno está manos a la obra construyendo y reconstruyendo el país. Si hemos salido adelante ante la pandemia de la COVID-19 con acciones certeras y estamos venciendo a los grupos criminales que financiaron y adiestraron ARENA-FMLN, el pueblo debe tener la seguridad de que también saldremos adelante de las situaciones que se escapan de las manos humanas, como los desastres naturales.
Los personajes de esos cadáveres políticos intentaron asesinar a sangre fría a nuestro pueblo, nos dejaron en estado de coma, pero no lo lograron y vamos a levantarnos porque tenemos un presidente que seguirá resolviendo esos graves problemas heredados, al tiempo que edifica un mejor El Salvador.