Los riquísimos clubes de Arabia Saudita han realizado una incursión inédita en el mercado europeo en la presente ventana de fichajes, que concluye este jueves en el país del Golfo, pero también se han encontrado con la resistencia de algunos jugadores y entrenadores, que han antepuesto los valores y los logros deportivos al dinero.
Los medios y las redes sociales se hacen eco de una «bonita historia» desde el inicio de la semana: Sergio Ramos regresa al Sevilla 18 años después de que abandonase el Sánchez Pizjuán. Según algunos medios habría dicho no a ofertas astronómicas del Galatasaray y sobre todo del Al-Ittihad, el club de Karim Benzema, para bajar sus emolumentos en un 90%.
Y ello por una «deuda» con su «abuelo», su «familia» y los «aficionados del Sevilla», aseguró el central, que salió con la carta de libertad del PSG a comienzos del verano europeo. Una forma de decir que privilegió el corazón a la cartera.
«Solo el dinero»
Ya sea por discreción o por no cerrarse una eventual puerta en el futuro, pocos jugadores han osado expresar una opinión negativa sobre el fútbol saudita. Uno de ellos ha sido Toni Kroos. El ilustre centrocampista alemán del Real Madrid fue contundente en la revista Sports Illustrated, sobre la decisión los que se exilian «en medio de sus carreras» teniendo «la calidad para jugar en clubes de alto nivel en Europa».
Para el campeón del mundo en 2014, el nivel del campeonato saudita no justifica que se esgrima el argumento deportivo: «Sólo el dinero cuenta. Al final es una decisión por dinero y contra el fútbol».
El antiguo compañero de Karim Benzema también indicó que la vulneración de los derechos humanos le «impediría un traspaso así».
Por ese motivo fue criticado en redes sociales Jordan Henderson, antiguo capitán del Liverpool fichado este verano por el Al-Ettifaq, después de haber lucido el brazaletre arcoíris en favor de los los derechos LGBTQI+.
Según los internautas, Henderson habría traicionado el progresismo del que siempre hizo gala al fichar por un país donde la homosexualidad puede ser penada con la muerte. «Mi intención no fue nunca herir a nadie», respondió en The Athletic.
Al igual que él, los brasileños Fabinho y Roberto Firmino han recalado en clubes sauditas, pero no el más mediático de los ‘Reds’, Mohamed Salah.
Una oferta del Al-Ittihad cercana a los 175 millones de euros ($187 millones) por su traspaso fue rechazada por el Liverpool, según la prensa inglesa.
Pero el agente del ‘Faraón’ egipcio también hizo saber que fue también decisión de Salah, que si había renovado el verano anterior (hasta 2025), no era para irse un año después.
Tempestad en Italia
El entrenador Jürgen Klopp se mostró fatalista el viernes pasado sobre el poder de atracción de Arabia Saudita: «¿Qué podemos hacer? ¿Decir no? Se puede decir eso, pero hay una diferencia entre los contratos aquí y los contratos allá».
Varios entrenadores han tenido que hacer frente al dilema en primera persona. Claudio Ranieri, técnico del Cagliari, no utilizó eufemismos para denunciar la marcha en agosto de Roberto Mancini de la selección italiana a la selección saudita: «¿Arabia Saudita? Yo no habría ido, no se puede tener como única motivación el dinero».
Después de su dimisión por sorpresa el 13 de agosto al frente de la selección italiana, y aludiendo a problemas con el presidente de la federación, Mancini firmó un contrato con la federación saudita a razón de 20 millones de euros ($21,4 millones) al año hasta 2027.
El caso Mancini, campeón de la Eurocopa en 2021, desencadenó una tempestad en Italia. Un editorialista de la Gazzetta dello Sport se escandalizó el 29 de agosto: «Eso se hace (rechazar la oferta de Arabia) cuando pones por encima de todo la elástica azzurra, cuando eliges representar a tu país, cuando los niños han hecho cola por comprar camisetas con tu nombre, (…) eso se hace también porque una suma de dinero no vale más la confianza de millones de italianos».