El presidente Nayib Bukele culminó sus primeros cuatro años en el Gobierno con un respaldo sin precedentes en la historia de El Salvador. El 92 % de los ciudadanos aprueba su gestión y una cantidad similar apoya que continúe en el cargo para mantener el excelente rumbo por el que el país transita.
Por primera vez, los salvadoreños se sienten orgullosos de su presidente. Y no se trata de algo artificial o posado, sino que es el fruto del trabajo arduo. En estos cuatro años, el presidente Bukele ha logrado lo que seis gobiernos de ARENA-FMLN dijeron que era imposible: eliminar la inseguridad y reducir enormemente los homicidios en todo el país. Y lo hizo atacando de manera contundente el origen del mal.
La guerra contra las pandillas emprendida desde el primer día que asumió el cargo fue boicoteada por los aliados de los delincuentes. En la vieja Asamblea Legislativa, ARENA, el FMLN y sus socios bloquearon el financiamiento para implementar las diversas fases del Plan Control Territorial, acciones que fueron tomadas en cuenta por el pueblo salvadoreño, que decidió darle un respaldo sin precedentes al presidente Bukele y le otorgó a Nuevas Ideas la mayoría calificada en el Legislativo.
Así, sin los obstáculos políticos, el Plan Control Territorial recibió financiamiento para reforzar los equipos de policías y militares, pero también las herramientas legales para ser más efectivos. Con el régimen de excepción, más de 68,000 pandilleros y colaboradores han sido detenidos, lo que ha llevado una tranquilidad en todos los rincones del país. Después de más de dos siglos de historia nacional, El Salvador ha avanzado considerablemente para convertirse en una sociedad en paz.
La tarea, no obstante, no ha terminado. Todavía hay remanentes de las estructuras que durante décadas se organizaron para sembrar el terror en el país.
El presidente Bukele llega hoy a la Asamblea Legislativa a dar un informe de su gestión y a reafirmar su compromiso de seguir trabajando por El Salvador para continuar en la ruta hacia el desarrollo, la paz y la seguridad.
La oposición teme que las próximas elecciones sean su fin, y por eso pretende evitar a toda costa que el proyecto del presidente Bukele termine. Por eso ha buscado apoyos internacionales y difunde desinformación. Sin embargo, los salvadoreños tienen muy claro que ahora el país sí vive un verdadero proceso de transformaciones. Y no hay vuelta atrás.