Después del fracaso de la Liga de Naciones, que impulsó el presidente estadounidense Woodrow Wilson al final de la Primera Guerra Mundial en 1918, ya que no logró impedir el inicio de la segunda, el 24 de octubre de 1948, después del final de la Segunda Guerra Mundial, el conflicto bélico más grande de todos los tiempos, se fundó la Organización de las Naciones Unidas para dar un espacio en el cual solucionar los conflictos bélicos de manera que se evitaran escaladas globales como en el pasado. El sistema pareció funcionar durante los primeros años en los que la paz al fin encontró al mundo, pero las rivalidades de las naciones occidentales con la URSS terminarían por germinar la guerra que continúo en diferentes esferas a menor escala, como en las guerras de Corea, Vietnam, Yugoslavia, Kuwait, los conflictos internos por toda Latinoamérica, los genocidios en África; y el momento más crítico de toda la historia ante una posible extinción nuclear en la crisis de los misiles de Cuba, en 1962. Así siguió el rastro de sangre del siglo XX, el más violento en la historia humana, hasta hoy.
Pero fueron cuatro eventos los que marcaron un precedente diferente en la historia de la guerra, al ser los primeros registros de la guerra moderna en los que las potencias militares mundiales se verían involucradas de manera directa. El primero sucedería el 24 de marzo de 1999, cuando la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) bombardeó Yugoslavia con el fin de evitar el genocidio étnico que se encontraba en desarrollo en la región. El mundo, con televisión en tiempo real, grabaciones a color y difusión de la información a mayor velocidad y escala que en cualquier otro momento de la historia, logró datar imágenes que antes solo se podían ver en grabaciones de las guerras anteriores, como aviones caza de última tecnología bombardeando edificios. El poder militar demostrado por la OTAN fue tan abrumador que por primera vez una intervención militar mostró el poder destructivo de la guerra moderna. No pasaron muchos años para el siguiente momento.
El caótico inicio del siglo XXI vendría opacado por el terrorismo, con los ataques del 11 de septiembre. Nunca en la historia el suelo continental estadounidense había sido atacado a gran escala como sucedió ese día; más de 3,000 muertos y cientos de desaparecidos en las dos principales ciudades del país marcarían una cicatriz que nunca sanaría y encendería los calderos de la guerra una vez más. Es así como el 7 de octubre de ese mismo año, amparándose en el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, Estados Unidos junto con Gran Bretaña lanzaría la operación Libertad Duradera, en Afganistán, con el fin de capturar a Osama Bin Laden, líder del grupo terrorista Al Qaeda, quien se adjudicó los ataques del 11 de septiembre y liberar al país del control talibán. Luego de una invasión sin precedentes, el 12 de noviembre, en menos de un mes, Kabul, la capital, cayó. La campaña militar se extendió por 19 años, hasta el 1.º de agosto de 2021, cuando los talibanes reconquistaron el país.
El tercer evento seguiría de cerca la invasión de Afganistán y sucedería bajo las sospechas estadounidenses de que Irak, gobernado por Sadam Huseín, estaba elaborando armas de destrucción masiva. La invasión inició entre el 20 de marzo de 2003, con un despliegue militar nunca visto en el nuevo siglo, con más de 200,000 efectivos militares y una flota de cuatro portaviones, 800 tanques, 600 vehículos de artillería, 400 helicópteros, más de 500 aviones de combate, más tres baterías de misiles completas. Toda la maquinaria bélica estadounidense que se mantenía en la cima de los rankings de mayor desarrollo tecnológico militar del mundo; fue tan abrumante la fuerza invasora que 42 días después, el 1.º de mayo de ese mismo año, Bagdad cayó, Irak había sido ocupado.
Pero nadie se imaginaba que después de ese evento surgiría un nuevo conflicto, el primero en la historia donde dos ejércitos con los mejores armamentos y apoyados por las potencias mundiales se enfrentaría en la primera guerra moderna con la difusión de las redes sociales para datar el conflicto como ningún otro. La invasión de la Federación Rusa a Ucrania, el pasado 24 de febrero de 2022.