El Salvador es el país que todo extranjero quiere visitar. Desde que inició el Gobierno del presidente Bukele, El Salvador comenzó a cambiar su imagen a escala nacional e internacional, convirtiéndose en un país de tendencias, en un ejemplo para el mundo, demostrando que las cosas buenas para la población, cuando se tiene voluntad política y un gobierno que no roba, se pueden hacer realidad.
El Salvador, en los tres años del presidente Bukele, ha logrado cambios importantes, es ahora un país más pacífico, la seguridad es uno de los ejes transversales más importantes del Gobierno, ha dignificado las condiciones laborales tanto de policías como de soldados, desarrollando planes estratégicos de modernización en las instituciones de Seguridad.
Después de ser uno de los países más violentos del mundo, se ha convertido en el país más seguro de Latinoamérica por el éxito y los logros obtenidos en la ejecución del Plan Control Territorial, lo cual ha sido destacado por revistas prestigiosas, como «Forbes», como un país que ni la crisis mundial ha detenido sus avances hacia el desarrollo, y la seguridad que hoy se vive ha logrado que nuevos hoteles, restaurantes y empresarios residentes en el exterior deseen invertir en El Salvador. Según fuentes económicas, muchos salvadoreños en el exterior desde 2019 hasta 2023 han invertido más de $550 millones en proyectos de desarrollo local, lo cual significa una atracción interesante de inversión extranjera. Esto nos ha convertido en un país modelo; también somos un ejemplo de seguridad ciudadana para el mundo que atrae inversión.
La reciente Semana Santa fue un ejemplo de atracción turística como nunca se había percibido en años atrás, superando el millón de turistas, tanto nacionales como internacionales, lo cual representó todo un éxito para el turismo de nuestro país; sin embargo, a pesar de todo ese éxito, la oposición minoritaria se atreve a hacer críticas absurdas fuera de la realidad.
Debemos saber que, en un contexto decadente de países de occidente, azotados por una crisis mundial, El Salvador y su población empieza a prosperar, dándole recetas al mundo de cómo se deben hacer las cosas para resolver problemas significativos de un país. El apoyo al presidente es masivo por parte de la población, lo cual demuestra la excelente conexión que ha logrado con su pueblo.
Recientemente, el senador republicano Marco Rubio pudo verificar y comprobar que El Salvador sigue siendo un aliado fuerte para Estados Unidos, expresándose del presidente Bukele como uno de los líderes democráticos más importantes, consolidando con su visita las buenas relaciones bilaterales. También hizo mención de que sanciones de la administración Biden son «sin sentido».
Todas estas acciones y percepciones que se tienen del país lo convierten en una verdadera atracción, inclusive para esas páginas digitales de viajes y turismo que lo hacen ver como un lugar que todo extranjero quiere visitar, incluso para turistas asiáticos; algunos lo han llegado a denominar la perla de América o la Europa de Centroamérica. Cabe mencionar que El Salvador, en su infraestructura, tuvo mucha influencia europea, allá por las décadas de los años cuarenta y cincuenta, principalmente. El Centro Histórico es un ejemplo de esa influencia, rodeado de arquitecturas de estilo barroco, victoriano y neogótico, como parte de la influencia social y cultural que Europa tuvo en esa época con la sociedad salvadoreña. El Centro Histórico fue durante mucho tiempo el centro del poder político, económico y religioso del país, y se ha convertido en uno de los mayores centros de atracción para el turismo. La reubicación de vendedores informales que poblaban el sector ha permitido mayor movilización y libertad al turista y los negocios formales han logrado un mayor dinamismo en su comercio; también hay otros destinos turísticos del país que se están posicionando de acuerdo con sus características geográficas.
Debemos destacar como parte de ese auge turístico la llegada de cruceros. Eso significa que El Salvador está en el mapa de operadores especialistas en este rubro, lo cual requiere de todo un trabajo articulado por parte de diferentes instituciones; por ejemplo, la llegada del Scenic Eclipse, un crucero de lujo de seis estrellas dio por inaugurada la temporada fuerte. Todo esto generado por la confianza que el turista tiene en visitar nuestro país.
No cabe duda de que la experiencia salvadoreña llama la atención de muchos países, aunque la minúscula oposición siempre busca tergiversar la realidad que hoy viven los salvadoreños. No se dan cuenta de que cuando atacan al presidente no lo están atacando a él, sino a su mismo pueblo. El Salvador tuvo que sufrir cinco décadas de sangre y violencia para establecer la paz verdadera que hoy se vive en el país, por lo cual todos los salvadoreños somos responsables de que esa paz verdadera sea sostenible en el tiempo, pasando de una cultura de violencia a la cultura de la paz.