El coronavirus que desató una pandemia hace ya más de un año ha golpeado fuertemente la economía del mundo. Todos los países han sufrido debido a la merma de ingresos, la paralización de las actividades económicas y la reducción del comercio, además de enfrentar grandes gastos para atender a millares de pacientes, la compra de medicamentos y el pago de subsidios para los ciudadanos más vulnerables.
El gobierno del presidente Nayib Bukele se anticipó a la llegada del nuevo virus y puso en marcha medidas que nos dieron tiempo para prepararnos ante la emergencia. Se renovó y amplió la red hospitalaria, heredada en deplorables condiciones de las administraciones conjuntas del FMLN y ARENA, y comenzó la construcción del Hospital El Salvador, considerado un referente para el continente por su éxito en la atención de pacientes con coronavirus.
Los eficientes esfuerzos del Ejecutivo contra la pandemia han redundado en una excelente calificación, un aval dado por la población y que recoge la encuesta de CID Gallup, la cual señala que el presidente Bukele tiene el 91 % de aprobación por el manejo de la COVID-19, seguido por la presidencia de República Dominicana, con un 67 %. El resto de los mandatarios evaluados tiene menos de 44 %, con Guatemala y Ecuador al final, con 34 % de calificación favorable.
Pero no se trata solo de las percepciones que una casa encuestadora recolecta, sino que también se evidencia en el reconocimiento que dio la misma Organización Mundial de la Salud (OMS), que avaló la estrategia del ministro Francisco Alabí para el combate de la pandemia.
Hace unos días, la calificadora de riesgo Moody’s anunció que mantenía la nota de B3 para El Salvador, lo que debe interpretarse correctamente como un logro en un contexto mundial de pérdidas económicas, crisis sanitaria y perspectivas negativas de crecimiento. Sin ir más lejos, en la misma región centroamericana, la pujante economía de Panamá —impulsada por el canal interoceánico— ha visto reducida su calificación de riesgo por la calificadora Fitch.
Mantener la misma calificación a pesar de los impactos negativos causados por la pandemia en el país y en el mundo no es poca cosa. Sin embargo, mueve a reflexionar que incluso podríamos haber estado mejor porque sucedió a pesar del bloqueo sistemático a los planes del gobierno en la Asamblea Legislativa. Hasta esta fecha, aún hay fondos que todavía no se han desbloqueado y se trabaja sin herramientas legales adecuadas, que sí las tienen otras naciones.