Hay marcas que permanecen a través del tiempo y productos y servicios que desde el inicio de su existencia están destinados a ser líderes, cumplen todas las características para serlo: empaque, funcionalidad, sabor, color, consistencia, resistencia…, cumplen las cuatro P (precio, plaza, publicidad y promoción) y las cuatro B (bueno, bonito, barato y bastante). Hay otras marcas y productos que se queman en el camino, que en su momento tuvieron cierto impacto, pero el mercado se da cuenta de que no cumplían lo que ofrecían y desaparecen.
Exactamente es lo que estamos viendo en estos momentos: las marcas con mayor antigüedad resultaron ser cascarones vacíos, dominaron el mercado por un tiempo, pero nos fuimos dando cuenta como consumidores de que nos habían estado estafando, la fórmula de sus productos era un veneno que nos estaba intoxicando, no cumplían con las especificaciones que decía el empaque. Estos productos veneno eran patrocinados por dos marcas cuyos propietarios solo pensaban en su lucrativo negocio criminal, eran y siguen siendo unos azadones corruptos. Al abrir estos productos emanan podredumbre, gases tóxicos, están vencidos, es un olor a corrupción, fétido, a muerte. Por la inmensa publicidad nos hacían creer con cierta periodicidad que eran beneficiosos, solo querían nuestro dinero, nos estafaron y extorsionaron por años. Debido a sus nefastos productos, miles murieron y enfermaron y sus patrocinadores cada vez se enriquecían más.
Pero tenía que llegar el día en el que nos dimos cuenta de la farsa, de la publicidad engañosa, de lo criminal de sus argucias. Nos plantaban en las campañas que eran competidores, pero eran el mismo veneno con diferente color, tenían un pacto malévolo para estafarnos, para asesinarnos para seguir lucrándose, era todo un chantaje. Hasta hace un poco más de cuatro años apareció una nueva marca, limpia, joven, con nuevos productos, nos presentó a su producto estrella y lo compramos. Estamos supersatisfechos con los resultados y seguiremos consumiéndolo. En su desespere, ya sin patrocinadores, nos han presentado estas marcas viejas, desgastadas, unos productos mal empacados, sin ninguna ventaja competitiva, con ingredientes venenosos como los de antes. Pero ahora estas marcas ya quemadas no tienen ningún impacto, nadie las compra, representan un 3 % del mercado, las consumen los que con el engaño se beneficiaron, nada más, ahí están otras marquitas que nacieron muertas con productos igual de defectuosos.
Al no tener patrocinadores fuertes, estos productos defectuosos ofrecen más de lo mismo, pero cuando dominaban el mercado nunca cumplieron. Al observarlos nos damos cuenta de que son ofrecimientos vacíos, sin sentido; lo más seguro es que pronto desaparecerán, dan pena ajena, no tienen la mínima empatía. Al presentarse nos damos cuenta de que son productos chafas que ni en una cachada los volvemos a comprar, están improvisando, rápido captamos que son otra estafa, ofrecen lo que nunca cumplieron, para lo único que sirven es para hacernos reír con sus productos chistes, son marcas totalmente quemadas, desechadas y repudiadas por la mayoría, por todo el desastre que causaron. No les importó matarnos con tal de lucrarse.
Encontramos la mejor marca y el mejor producto que ha cumplido en los últimos años con nuestras expectativas y más, es transparente y efectivo, no necesita hacer publicidad ni promoción, cumple todo lo que ofrece con creces, estamos más sanos y seguros, no tiene comparación con los productos chuecos y venenosos de antes, lo seguiremos consumiendo con confianza. A los de antes les decimos que ya no hagan el ridículo con esos ofertones sin sentido, con esos productos carentes de toda lógica, mal diseñados, sin ventajas competitivas, que, entre más los exponen, más se ganan el repudio de la mayoría. Nosotros, los consumidores sanos, que somos el 97 %, ya compramos y seguiremos fieles en los próximos años.