La propuesta presentada el pasado 24 de agosto por la Asociación Bancaria Salvadoreña (Abansa) para modificar la estructura de emisión de deuda de corto plazo a plazos de dos, tres, cinco y siete años fue aprobada ayer por el Ministerio de Hacienda (MH).
«Hemos aceptado la propuesta de la banca privada para el reperfilamiento de la deuda pública de corto plazo. Este es un hito importante, ya que demuestra la confianza de la banca en la política fiscal implementada en la gestión del presidente Nayib Bukele», confirmó el ministro de Hacienda, Jerson Posada.
La reperfilación de la deuda, según Abansa —a la que pertenecen 10 bancos privados—, implica alargar los plazos de vencimiento sin aumentar los montos para ajustar estos tiempos a unos que sean más cómodos para el país y así reducir la presión sobre la caja fiscal y, en general, ejecutar un mejor manejo de las finanzas públicas.
La estructura de la deuda de El Salvador, dejada por los gobiernos de ARENA y del FMLN, presenta vencimientos no mayores a 365 días, lo que implica un esfuerzo fiscal importante para cumplir con estas obligaciones, por lo que Hacienda tomó a bien la propuesta de la banca privada, informó el lunes.
«El MH acepta esta propuesta y no duda en asegurar que tendrá un impacto positivo en las finanzas públicas, permitiendo disminuir la deuda pública del país por medio de amortizaciones programadas, mejorar el perfil de vencimientos de las obligaciones alargando los plazos de estas y fortalecer la sostenibilidad fiscal a mediano y largo plazo», indicó en un comunicado de prensa.
Explican que la reperfilación «se desarrollará mediante un plan de nuevas emisiones, a través del cual se hará el pago respectivo al vencimiento de cada título en posesión de la banca participante, y posteriormente la emisión de nuevos títulos a un plazo mayor, lo anterior sin incrementar la deuda del país».
A su vez, remarca que la iniciativa presentada por la banca es un mensaje de la fortaleza del sistema financiero, el respaldo a las estrategias de fortalecimiento de las finanzas públicas y al manejo de deuda implementadas por el Gobierno, y que «demuestra confianza en la capacidad de pago y de honrar los compromisos de país de la actual administración».
Al respecto, Abansa indicó que «esta propuesta tiene como objetivo apoyar los esfuerzos de El Salvador para mejorar su perfil de deuda, disminuir el riesgo país percibido por los mercados internacionales y lograr un marco de estabilidad fiscal a mediano plazo».
Datos de Hacienda indican que, hasta el primer semestre de 2023, la deuda de corto plazo asciende a $2,567.9 millones, lo que representa un 7.3 % del producto interno bruto (PIB). De este monto, $1,220.8 millones corresponden a Letes (Letras del Tesoro) y $1,347.1 millones a Certificados de la Tesorería de la Federación (Cetes).
En opinión de la firma bursátil Exor Latinoamérica, «la reperfilación puede proporcionar un alivio inmediato al reducir la cantidad de deuda que debe pagarse en el corto plazo».
«Al extender los plazos de vencimiento de la deuda, los pagos de intereses a corto plazo también pueden reducirse, lo que libera fondos que pueden destinarse a otras prioridades fiscales o económicas», explica la firma.
También considera que este tipo de maniobras, que implican un cambio en el manejo de la deuda, suelen contar con el visto bueno de los mercados internacionales, pero apunta a que su mejor recepción dependerá de la estrategia de comunicación que el país use para informarla, debido a que necesitaría de ajustes en el presupuesto general de la nación y en políticas fiscales para acomodar los nuevos términos de la deuda.
«En general, una reestructuración ordenada y transparente puede ser vista de manera más positiva en comparación con una situación de incumplimiento o “default”. En estos casos, los canales de comunicación utilizados, con mensajes concisos que transmitan el plan país, pueden resultar beneficiosos», subraya.