El histórico y sin precedentes despliegue de policías y soldados en Soyapango que el Gobierno del presidente Nayib Bukele lanzó desde la madrugada del sábado pasado busca cercar al populoso municipio para proceder con la extracción de los pandilleros que se ocultan en sus colonias. Este cerco militar impide que los criminales huyan hacia otras ciudades y garantiza que las operaciones policiales se desarrollen con mucha eficiencia. El ministro de Seguridad, Gustavo Villatoro, destacó que en 40 puntos las autoridades se han enfocado para extraer a los criminales.
No se trata, de ningún modo, de capturas al azar, sino que antes se ha llevado a cabo una exhaustiva labor de inteligencia para identificar dónde se ocultan los pandilleros, que antes se pavoneaban por las calles de colonias y comunidades del municipio imponiendo el terror tras asesinar y desmembrar a sus víctimas, las extorsiones a ciudadanos y comerciantes, los robos, las violaciones y el tráfico de drogas.
Por décadas, los muertos de la guerra que las pandillas declararon contra la sociedad fueron puestos en gran medida por ciudadanos de Soyapango y de otros municipios. Con la implementación del Plan Control Territorial se recuperó la tranquilidad y la seguridad de las personas en las grandes colonias y centros urbanos del municipio. Sin embargo, todavía había pandilleros ocultos. Prueba de ello es que en ya van más de 180 mareros capturados desde el sábado hasta ayer.
Los esfuerzos siguen. Las autoridades policiales y militares tienen la instrucción del presidente Bukele de no levantar el cerco hasta haber extraído al último pandillero. En el pasado nadie jamás se imaginó que Soyapango podría estar libre de estos criminales. Al contrario, se estigmatizó a los jóvenes y a todos los habitantes por su lugar de residencia, teniendo problemas incluso para conseguir un empleo.
Después de vivir el terror de las pandillas, la recuperación del territorio por parte del Estado salvadoreño es una de las grandes noticias que los salvadoreños han recibido este año. En las colonias de Soyapango los cambios son notables y se seguirán transformando a medida que hasta el último remanente de las pandillas sea extraído.
Aun así, para los miembros de la oposición y voceros de las pandillas, Soyapango estaba mejor antes bajo la muerte y el horror de las maras. Reclaman que el Estado expulse criminales de las comunidades, y por eso el pueblo los repudia. Por ponerse en contra de las víctimas.