Es importante reconocer cómo podemos actuar en la vida los seres humanos, siempre avanzamos y queremos hacerlo todo para ir tras un objetivo; a algunos los mueve el dinero, a otros el crecimiento profesional, a algunos los viajes, a otros la familia, etcétera. Pero ¿cómo actuamos cuando buscamos esas cosas? Muchos actúan con felicidad, amor, dudas, miedos, etcétera.
Pero una palabra puede llevarnos a lograr nuestras metas y objetivos; esta es la «determinación», pero ¿qué es la determinación? Es una palabra que se define como ‘osadía’, ‘valor’, que fija una acción constante para llegar a un punto, un lugar o una meta específica.
Lo interesante de esta palabra es que no nos vamos a fijar en el valor o la osadía, más bien en lo que le precede a esas palabras para llegar al punto donde queremos estar: la acción constante. ¿Por qué es importarte fijarnos en esta palabra? Esta es la que nos da la acción, el verbo, el avance de cada día para que se cumpla la determinación, puesto que el valor y la osadía son emociones efímeras que se dan en el momento y sí son muy importantes para nuestra vida, pero la constancia nos hace crear un hábito.
La constancia es un elemento muy importante en la vida, puesto que ella determina nuestras capacidades y forma nuestro carácter, donde podríamos decir que es la mano que nos sostiene cuando todo parece caer.
Muchas personas renuncian a sus emprendimientos, estudios, relaciones, trabajos por falta de determinación. Como lo hemos comentado anteriormente, el valor y la osadía están presentes al inicio de algo nuevo, pero estas no son suficientes para sostener nuestro sueño, porque ya comentamos que son emociones efímeras, que acaban rápido, así como llegan se van. Pero ¿qué hace que estas emociones tan necesarias se vayan? Las circunstancias de la vida diaria, la caída de un negocio, la pérdida de un cliente, la pérdida de trabajo, los enojos con una pareja, no saber qué querer de la vida y, principalmente, la inseguridad.
Todos estos factores nublan el valor y la osadía, por eso la constancia es la clave para tener esa determinación hacia dónde queremos que nos lleven nuestros emprendimientos, nuestras metas, nuestra relación amorosa, etcétera.
Pongamos este pequeño ejemplo: comparemos la determinación con un bebé. Cuando el bebé va creciendo, poco a poco este mueve constantemente los brazos, las piernas, los dedos de forma acelerada, natural, gira y pone atención a todas las cosas a su alrededor, se mete el dedo a la boca y todo lo que encuentra casi siempre lo prueba; en ese momento entran el valor y la osadía. El bebé no sabe lo que hace, pero tiene el valor para moverse, tratar de dar sus primeros pasos, avanzar, y es osado porque se permite probar cualquier cosa que encuentre; camina poco a poco sin importar que se caiga al dar sus primeros pasos. Pero ¿qué pasa si el bebé al momento de golpearse, lastimarse, hacerse pupú en el pámper, probar algo que no le gustó lo dejara de hacer? Posiblemente este bebé no se desarrolle sanamente, pero comprende poco a poco que repetir constantemente estas acciones lo llevará a su objetivo que ve a través de su mirada.
Lo mismo pasa en nuestra vida, en nuestras metas: si dejamos que cada vez que la vida nos cague, nos bote, nos golpee, no avanzamos; pero si somos constantes y tenemos esa determinación que tuvimos cuando fuimos bebés, lograremos hacer hábitos positivos para nuestra vida y seremos seres más determinados.