La semana pasada, encontrándome por la zona del Reloj de Flores, efectué parada a un taxi de los amarrillos, los originales con óvalo y letrero de «Taxi» en la parte superior. Recibí el servicio por parte de don Manuel, un salvadoreño que está a semanas de cumplir 60 años, de los cuales 35 se ha dedicado a ser taxista. Vive en la colonia Alta Vista y trabaja en una cooperativa de taxistas en la zona ampliada de la colonia Flor Blanca. No podía desaprovechar tan excelente oportunidad de conversar con alguien que tiene información y que conoce varios puntos de vista de los ciudadanos, y luego del respectivo saludo y presentación, le pregunté de manera directa: ¿don Manuel, usted está pagando extorsión o su cooperativa? A lo que me respondió que tanto él como sus compañeros no están pagando extorsión, mal denominada renta, desde junio de 2022, y que desde el régimen de excepción ellos se liberaron de la extorsión, que no solo no se les cobra el impuesto criminal, sino que no se han visto rondar por todo ese sector, ya que fueron capturados en mayo de 2022.
Esta cooperativa de transporte privado pagaba $300 semanales, trabajaran o no los taxistas; además, todos los meses, narra don Manuel, llegaban diciendo que necesitaban otra ayuda económica porque un homie, diminutivo de homeboy, había fallecido y necesitaban enterrarlo. La otra justificación era que había caído preso y tenían que pagar abogados. Cada diciembre tenían que pagar aguinaldo, y desde la primera semana de diciembre comenzaban a pedirles anticipo de ese bono criminal.
Don Manuel me comentó que en la década anterior llegó a tener tres taxis viejitos, según él, pero todos con óvalo, registrados, y que proporcionaba empleo a dos personas, pero en Alta Vista se dieron cuenta y también tenía que pagar extorsión y seguridad por parquear los taxis en lo que ellos denominaban su territorio, por lo que remató los dos taxis y se deshizo de ellos. Sus ojos estaban a punto de derramar lágrimas, y cuando menos lo esperaba su rostro moreno resplandeció con una sonrisa, y de manera inmediata comenzó a comentarme que todo eso es pasado, y que espera que no regresen tanto a su colonia como a su punto de taxis las amenazas de los pandilleros.
La historia de don Manuel se repite en los micro y pequeños negocios, en los emprendimientos, en la mediana y gran empresa, con un alivio de la extorsión. En muchos sectores de la economía la extorsión ha sido erradicada, no se reportan pagos. En otros sectores hay una disminución considerable que puede persistir aún, ya que existen remanentes de pandilleros criminales que continúan siendo una amenaza, pero los comerciantes y empresarios están denunciando ante las autoridades. Además, en muchas colonias, comunidades, cantones, caseríos, en las principales ciudades hay nuevos negocios; son evidentes los rótulos, banners, se está generando una gran actividad comercial porque la población sabe que la amenaza de las pandillas que le van a imponer la extorsión ha sido contenida y erradicada por el trabajo de la Policía Nacional Civil, Fuerza Armada, Fiscalía General de la República, el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública.
Al llegar a mi destino, agradecí a don Manuel por la excelente conversación y por compartir su testimonio, le pagué lo acordado y me manifestó que con el pago de esa carrera completaba el mes de estudio de una sus hijas que estudia una licenciatura y se encuentra en su último ciclo, y que en ese momento iría al banco a pagar el mes de estudios. Además, en la familia de don Manuel se preparan para la fiesta de graduación este fin de año de la primera de sus hijas, quien culmina sus estudios en Licenciatura en Ciencias Jurídicas, y para comprar un segundo taxi. Don Manuel limpia el timón con una franela roja, me mira y me dice: gracias a Dios y al presidente Nayib Bukele, que nos liberó del azote de las pandillas.